Los filósofos y los estudiosos del derecho han explorado aspectos significativos del estado moral y legal de los robots, y algunos abogan por otorgar derechos a los robots. A medida que los robots asumen más roles en el mundo, un nuevo análisis revisó la investigación sobre los derechos de los robots y concluyó que otorgar derechos a los robots es una mala idea. En cambio, el artículo mira al confucianismo para ofrecer una alternativa. El análisis, realizado por un investigador de la Universidad Carnegie Mellon (CMU), aparece en Communications of the ACM, publicado por la Association for Computing Machinery.
“La gente está preocupada por los riesgos de otorgar derechos a los robots”, señala Tae Wan Kim, profesor asociado de ética empresarial en la Escuela de Negocios Tepper de CMU, quien realizó el análisis. “Otorgar derechos no es la única forma de abordar el estatus moral de los robots: imaginar a los robots como portadores de ritos, no de derechos, podría funcionar mejor”.
Varias entidades no naturales, como las corporaciones, se consideran personas e incluso asumen algunos derechos constitucionales. Además, los humanos no son la única especie con estatus moral y legal; en la mayoría de las sociedades desarrolladas, las consideraciones morales y legales impiden que los investigadores utilicen animales gratuitamente para experimentos de laboratorio.
Aunque muchos creen que respetar a los robots debería conducir a otorgarles derechos, Kim aboga por un enfoque diferente. El confucianismo, un antiguo sistema de creencias chino, se centra en el valor social de lograr la armonía; los individuos se hacen distintivamente humanos por su capacidad de concebir intereses no puramente en términos de interés propio personal, sino en términos que incluyen un yo relacional y comunitario. Esto, a su vez, requiere una perspectiva única de los ritos, con personas que se mejoran moralmente al participar en rituales adecuados.
Al considerar los robots, Kim sugiere que la alternativa confuciana de asignar ritos, o lo que él llama obligaciones de roles, a los robots es más apropiada que otorgarles derechos. El concepto de derechos es a menudo contradictorio y competitivo, y el conflicto potencial entre humanos y robots es preocupante.
“Asignar obligaciones de roles a los robots fomenta el trabajo en equipo, lo que desencadena un entendimiento de que el cumplimiento de esas obligaciones debe hacerse de manera armoniosa”, explica Kim. “La inteligencia artificial (IA) imita la inteligencia humana, por lo que para que los robots se desarrollen como portadores de ritos, deben estar impulsados por un tipo de IA que pueda imitar la capacidad de los humanos para reconocer y ejecutar actividades en equipo, y una máquina puede aprender esa habilidad en varios maneras”.
Kim reconoce que algunos se preguntarán por qué los robots deben ser tratados con respeto en primer lugar. “En la medida en que hacemos robots a nuestra imagen, si no los tratamos bien, como entidades capaces de participar en ritos, nos degradamos a nosotros mismos”, sugiere.
Fuente: Tech Xplore.