Las fábricas solían ser un hervidero de voces humanas. Ya no. En cambio, cada vez más fábricas tienen un zumbido monótono, casi hipnótico. Es el sonido de un millón de brazos que nunca se cansan. Hablamos, por supuesto, de robots. Nunca duermen, nunca se quejan y no cometen errores. Esta es la nueva realidad en las fábricas de todo el mundo. Pero en China, avanza más rápido y a una escala mayor que cualquier otra cosa que el mundo haya visto jamás. Según un nuevo informe, China ha desarrollado una fuerza laboral robótica que supera en número a la del resto del planeta en su conjunto.
El informe proviene de la Federación Internacional de Robótica (IFR), un grupo comercial global que monitorea la industria. Según el informe, las fábricas chinas instalaron cerca de 300.000 nuevos robots industriales solo el año pasado. Para ponerlo en perspectiva, Estados Unidos, la mayor economía del mundo, instaló tan solo 34.000. Por cada robot nuevo que se puso en marcha en una línea de montaje estadounidense, China puso en marcha casi nueve.
En total, el número de robots industriales en funcionamiento en China ha superado los dos millones. Esto es más de cinco veces la cifra de Estados Unidos y, según nuestras mejores estimaciones, más que la del resto del mundo en conjunto. Tras los imponentes rascacielos y el tren de alta velocidad de China, el país también ha formado un ejército de trabajadores que está transformando por completo la forma de construir.
Por supuesto, los robots industriales no son una novedad. El primer robot industrial, Unimate, llegó a las fábricas en 1961. Desde entonces, los robots han asumido cada vez más la producción en nuestras fábricas, mejorando la eficiencia, pero también afectando la moral de los trabajadores. Los datos sugieren que el número de nuevas instalaciones de robots está comenzando a estancarse. Takayuki Ito, presidente de la Federación Internacional de Robótica, comenta:
“Las nuevas estadísticas de World Robotics muestran que 2024 registró el segundo mayor número anual de instalaciones de robots industriales de la historia, sólo un 2% menos que el máximo histórico de hace dos años. La transición de muchas industrias a la era digital y automatizada se ha caracterizado por un enorme aumento de la demanda. El número total de robots industriales en uso operativo a nivel mundial fue de 4’664.000 unidades en 2024”.
El dominio robótico de Asia

El dominio de Asia en el mundo de la robótica es prácticamente inamovible, ya que el continente representará un asombroso 74% de todas las nuevas instalaciones de robots industriales en 2024. Japón y la República de Corea son pioneros de la automatización, estableciendo las fábricas con mayor densidad de robots del mundo mucho antes del reciente auge de China. Durante años, Japón se mantuvo como el mayor mercado del planeta y el principal fabricante de robots industriales, mientras que Corea del Sur se ubicó constantemente entre los principales adoptantes mundiales. Sin embargo, China es ahora el campeón indiscutible de los pesos pesados.

A primera vista, esto parece sorprendente. Una nación que, hace apenas un par de décadas, dependía de una fuente aparentemente inagotable de mano de obra barata no es el lugar donde se esperaría que la robótica prosperara. Pero China contaba con un plan estratégico meticulosamente elaborado:
Un Plan para el Progreso
Este plan se remonta a 2015, con la presentación de una ambiciosa y audaz iniciativa gubernamental: “Hecho en China 2025”. Se trataba de un plan decenal diseñado para transformar a China de la fábrica más grande del mundo en la principal potencia tecnológica del planeta. En 2015, Pekín observó que el aumento de los costes laborales, el envejecimiento de la población y la creciente competencia de otros países en desarrollo hacían insostenible el antiguo modelo de fabricación. Decidieron que el futuro sería la automatización.
Con la iniciativa “Hecho en China 2025”, la robótica se convirtió en una prioridad nacional, junto con otras tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial y los semiconductores. El Estado invirtió su inmenso poder y recursos en este objetivo, y funcionó.
“Se puede ver lo bien que funcionó esa estrategia; sin una estrategia, un país siempre está en desventaja”, declaró Susanne Bieller, secretaria general de la Federación Internacional de Robótica.

La estrategia tenía dos objetivos. El primero era introducir el mayor número posible de robots en las fábricas chinas. El segundo, y quizás el más crucial, era garantizar que esos robots se fabricaran en China. Durante años, las fábricas chinas importaron su automatización de alta tecnología de líderes de la industria en Japón, Alemania y Suiza. Pero Pekín no se conformaba con ser un cliente. Quería ser el proveedor.
El plan funcionó más allá de las expectativas más descabelladas. Hace una década, los robots de producción nacional representaban aproximadamente una cuarta parte del mercado chino. El año pasado, por primera vez en la historia, los fabricantes chinos vendieron más robots en su país de origen que todos los proveedores extranjeros juntos. Su cuota de mercado se disparó a casi el 60%. La participación de China en la fabricación mundial de robots ha ascendido a un tercio de la oferta global, eclipsando al anterior líder, Japón. China no solo está utilizando más robots; se está convirtiendo rápidamente en el principal fabricante de robots del mundo.
¿Cómo se ve el futuro?

La principal conclusión de este informe es que, en la actualidad, China parece ser un centro indispensable de la fabricación mundial. La pandemia de COVID-19 expuso la fragilidad de las cadenas de suministro y desencadenó una ola de demandas de “nearshoring” o “reshoring”, es decir, la relocalización de la fabricación. Pero el enorme liderazgo de China en automatización parece ser una gran ventaja. El informe sugiere que la creciente ola de IA sólo acentuará esta brecha.
“Las empresas chinas están utilizando la IA para intervenir y determinar qué máquinas funcionan bien y cuáles no”, afirmó Cameron Johnson, consultor de cadena de suministro en Shanghái. Fuera de China, añadió, “la gente no la ve como una herramienta de fabricación, al menos no todavía, y no como lo hacen los chinos”. Esta potente combinación de robótica e inteligencia artificial crea una ventaja competitiva difícil de sobreestimar.
Los propios robots están empezando a cambiar, una revolución también liderada por China. El apoyo del gobierno chino ha impulsado un auge de startups que compiten por construir máquinas bípedas con apariencia humana. Una de estas empresas, Unitree Robotics, ya vende sus modelos humanoides básicos por unos 6.000 dólares en China, una fracción del coste de robots similares de empresas estadounidenses pioneras como Boston Dynamics. Sin embargo, recientemente se descubrió que esta misma empresa enviaba datos en secreto a China, lo que demuestra cómo los robots humanoides pueden convertirse en nodos de vigilancia y ciberarmas.
Por último, el informe ofrece información sobre la naturaleza misma del trabajo. El antiguo temor a que los robots asuman puestos de trabajo está en pleno auge, pero el panorama presenta matices. Por ahora, los robots han asumido efectivamente trabajos de ensamblaje repetitivos y poco cualificados. La mano de obra humana en estos campos continúa desapareciendo. Sin embargo, China tiene ahora una demanda masiva de electricistas y programadores informáticos cualificados capaces de instalar, programar y mantener sistemas robóticos tan complejos. De hecho, China tiene actualmente una escasez sustancial de trabajadores, lo que demuestra que la irrupción de los robots no necesariamente elimina puestos de trabajo; todo lo contrario.
Por supuesto, el impacto de la IA en este campo es difícil de estimar. La IA promete un buen desempeño en empleos altamente cualificados y podría asumir algunas de las funciones de supervisión, pero no está claro qué supervisión requerirá la propia IA.
Mientras las naciones occidentales debatían el futuro del trabajo y la ética de la automatización, China lo construyó. Ahora, el resto del mundo se está poniendo al día. Las consecuencias a largo plazo para los mercados laborales globales, las cadenas de suministro y las alianzas geopolíticas aún se están desarrollando. Pero una cosa es segura: el futuro se está construyendo, brazo robótico a brazo, en el corazón vibrante del nuevo imperio robótico. Y es un sonido que el mundo ya no puede permitirse ignorar.
Fuente: ZME Science.