China acaba de lograr una hazaña que ninguna nación había logrado antes: mantuvo en funcionamiento un reactor nuclear mientras intercambiaba su combustible radiactivo. Ese reactor, que zumba silenciosamente en el desierto de Gobi, no funciona con uranio. Funciona con torio, un metal plateado que ofrece una energía nuclear más segura, limpia y abundante, con muchos menos residuos y sin potencial para fabricar bombas.
Esta es la primera vez que alguien ha recargado combustible con éxito en un reactor de sales fundidas de torio (MSR) operativo sin apagarlo. Y coloca a China a la cabeza en una carrera que, hasta hace poco, la mayoría de los países ni siquiera sabían que se había reiniciado.
¿Qué es un reactor nuclear de torio?
En esencia, este reactor funciona de forma muy diferente a las centrales nucleares tradicionales. En lugar de utilizar barras de uranio sólido sumergidas en agua a presión, este diseño disuelve el combustible de torio en sales fundidas. Por ello, los reactores de torio suelen considerarse un tipo de “reactor de sales fundidas”.
Esa sopa salada tiene dos funciones: transportar el combustible y enfriar el sistema. Por lo tanto, una fusión nuclear no es realmente un problema para este tipo de tecnología. El combustible ya está fundido. ¿Y si hay una fuga? El combustible líquido simplemente se enfriaría y solidificaría, como la lava que se transforma de nuevo en roca. Sin vapor presurizado, sin explosiones, sin pesadillas como las de Chernóbil.
En teoría, este tipo de sistema es más seguro, más estable y puede funcionar a presión atmosférica. Esto implica tuberías más delgadas, estructuras de contención más pequeñas y un riesgo mucho menor de fallo catastrófico. Además, se generan muchos menos residuos radiactivos y no se generan subproductos aptos para armas.
En resumen, estos reactores representan el futuro con el que sueñan los defensores de la energía nuclear: limpios, compactos y lo suficientemente seguros como para ubicarlos prácticamente en cualquier lugar. Pero, aunque se ha hablado de ellos durante décadas, nadie había construido uno, hasta ahora.
¿Por qué ahora?
El torio no es nuevo. Ha estado esperando su turno en la investigación nuclear desde mediados del siglo XX. De hecho, Estados Unidos exploró brevemente los reactores de reentrada múltiple (MSR) en las décadas de 1940 y 1950, incluso invirtiendo cientos de millones en un proyecto de bombardero de propulsión nuclear que finalmente se archivó.
Pero después de 1961, los reactores de torio se abandonaron. El uranio triunfó, en gran medida porque podía utilizarse también como vía para obtener armas nucleares.
Ese giro de la lógica de la Guerra Fría dejó tras de sí un rastro de investigación pública. Según Xu Hongjie, científico jefe del proyecto, ese archivo le dio a China una ventaja. «Estados Unidos dejó su investigación a disposición del público, a la espera del sucesor adecuado», dijo Xu. «Nosotros fuimos ese sucesor».
Su equipo en el Instituto de Física Aplicada de Shanghái analizó a fondo los documentos desclasificados, replicó los experimentos antiguos y luego perfeccionó la tecnología. «Dominamos todas las técnicas disponibles y luego las perfeccionamos», afirmó.
El reactor entró en estado crítico en octubre de 2023. Para junio de 2024, alcanzó su máxima potencia. Y en abril de 2025, lo recargaron, en funcionamiento.
Eso es lo que lo convierte en una primicia. Los reactores convencionales deben apagarse antes de recargarse. Hacerlo sobre la marcha demuestra que los MSR de torio pueden, en principio, ser sistemas continuos: más seguros, más económicos y potencialmente más fáciles de escalar.
“Ahora lideramos la frontera global”
Según el Guangming Daily, la unidad experimental se encuentra en el desierto de Gobi. El reactor en cuestión es pequeño para los estándares de una central eléctrica: solo 2 megavatios de potencia térmica. Pero también es experimental. La clave no es la potencia, sino la prueba de concepto.
Xu no se anduvo con rodeos. Puede que hayan partido de lo que Estados Unidos dejó atrás, pero ahora todo ha cambiado. «Ahora lideramos la frontera global», declaró en una reunión a puerta cerrada en la Academia China de Ciencias. Comparó la carrera internacional del torio con una fábula clásica. «Los conejos a veces cometen errores o se vuelven perezosos. Ahí es cuando la tortuga aprovecha su oportunidad».
Pero esta no es una historia de China contra Estados Unidos; es una historia de energía limpia. El torio es mucho más abundante que el uranio. China posee yacimientos conocidos, incluyendo una mina rica en torio en Mongolia Interior que, según los científicos, podría, en teoría, abastecer al país durante decenas de miles de años.
El reactor también evita uno de los mayores problemas de la energía nuclear: los residuos. Los reactores de uranio producen subproductos radiactivos de larga duración. El torio produce menos y de vida más corta. Además, es pésimo para fabricar bombas. Esto supone una ventaja para la seguridad mundial.
¿Que sigue?
El equipo de Xu ahora planea ir más allá. Ya se está construyendo una versión de 10 megavatios del reactor, cuya criticidad está prevista para 2030. Irónicamente, no publicaron sus resultados científicos. No pudimos encontrar artículos ni patentes. Se centraron directamente en la aplicación práctica. Por lo tanto, si bien expertos chinos han participado en intercambios con expertos de otros países, no está claro si compartirán sus hallazgos recientes con nadie más.
El reactor del Gobi es experimental. Pero la tecnología funciona, y eso es lo más importante. Mucha gente considera que los pequeños reactores de sales fundidas son una parte importante de nuestra transición a la energía verde, llenando el vacío dejado por la energía solar y eólica.
En teoría, esto podría ampliarse a nivel mundial. Y otros países también están trabajando en ello. India, con vastas reservas de torio, avanza en su programa nuclear de tres etapas, que incluye el desarrollo del Reactor Avanzado de Agua Pesada (AHWR), diseñado para utilizar combustible de torio. Noruega, a través de Thor Energy, invierte en instalaciones para producir productos a base de torio para energía nuclear.
En Estados Unidos, instituciones de investigación como la Universidad de Tennessee están modelando reactores de sales fundidas de torio, con el apoyo de empresas privadas como Flibe Energy. Además, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) coordina esfuerzos globales de investigación para evaluar el potencial del torio en diversos diseños de reactores.
Estas iniciativas podrían ser una señal de que el torio finalmente está cobrando protagonismo. Esto sería una buena noticia, ya que, en muchos sentidos, el torio es mejor que el uranio. Sin embargo, depende en gran medida de la voluntad política, los avances en ingeniería y la confianza pública.
La tortuga de torio por fin está en movimiento. Queda por ver qué tan rápido puede progresar.
Fuente: ZME Science.