Robot aprende a minar sin afectar la vida marina en lago canadiense

Tecnología

Tres brazos robóticos se extienden bajo el agua en un lago canadiense, seleccionando delicadamente piedras del fondo, antes de almacenarlas nuevamente dentro de la máquina. El ejercicio fue parte de una serie de pruebas a las que se sometió el robot antes de su despliegue planificado en el océano, donde sus operadores esperan que la máquina pueda transformar la búsqueda de los metales más buscados del mundo.

El robot fue fabricado por Impossible Metals, una empresa fundada en California en 2020, que dice estar tratando de desarrollar tecnología que permita recolectar el fondo marino con una alteración ecológica limitada. La recolección submarina convencional implica recoger enormes cantidades de material en busca de cosas del tamaño de una papa llamadas nódulos polimetálicos. Estos nódulos contienen níquel, cobre, cobalto u otros metales necesarios para las baterías de vehículos eléctricos, entre otros productos clave.

El cofundador de Impossible Metals, Jason Gillham, dijo a la AFP que el robot de su compañía busca los nódulos “de manera selectiva”. El prototipo, que se está probando en la provincia de Ontario, permanece estacionario en el agua, flotando sobre el fondo del lago. En un laboratorio, el personal de la empresa monitorea al robot amarillo en pantallas, utilizando lo que parece una consola de videojuegos para dirigir sus movimientos. Utilizando luces, cámaras e inteligencia artificial, el robot intenta identificar los nódulos buscados mientras deja intacta la vida acuática, como huevos de pulpo, corales o esponjas.

‘Un poco como las excavadoras’

Jason Gillham, cofundador de Impossible Metals, inspecciona el lanzamiento submarino del robot de la compañía.

Por primera vez en este naciente sector, Impossible Metals ha solicitado un permiso al presidente estadounidense Donald Trump para utilizar su robot en aguas estadounidenses alrededor de Samoa, en el Pacífico. La empresa espera que su promesa de limitar los efectos ecológicos le confiera un atractivo adicional. Los competidores, como The Metals Company, utilizan máquinas gigantes que ruedan por el fondo marino y succionan los nódulos, una técnica muy controvertida.

Douglas McCauley, biólogo marino de la Universidad de California en Santa Bárbara, explicó a AFP que este método recoge el fondo del océano utilizando recolectores o excavadoras, “un poco como bulldozers”, explicó.

Luego todo se lleva a los barcos, donde se separan los nódulos de los desechos, que se arrojan de nuevo al océano. Esto crea grandes columnas de sedimentos y toxinas con una multitud de impactos potenciales, dijo.

Un enfoque menos invasivo, como el defendido por Impossible Metals, reduciría el riesgo de daño ambiental, explicó McCauley. Pero señaló que la recolección con menos cuidado no está exenta de riesgos.

Los propios nódulos también albergan organismos vivos, y eliminarlos, incluso con una técnica selectiva, implica destruir el hábitat, dijo. Impossible Metals admite que su tecnología no puede detectar vida microscópica, pero la compañía afirma tener una política de dejar el 60% de los nódulos intactos.

McCauley no está convencido y explica que “los ecosistemas en las profundidades del océano son especialmente frágiles y sensibles”.

“La vida allí abajo se desarrolla muy lentamente, por lo que se reproducen muy lentamente, crecen muy lentamente”.

Primer plano del brazo robótico fabricado por Impossible Metals.

Duncan Currie, de la Coalición para la Conservación de las Profundidades Marinas, dijo que era imposible evaluar el impacto de cualquier explotación de aguas profundas.

“Aún no sabemos lo suficiente sobre la biodiversidad y el ecosistema que hay allí”, explicó a la AFP.

Según la iniciativa científica internacional Ocean Census, sólo se conocen 250.000 especies, de los dos millones que se estima que pueblan los océanos.

Alta demanda

La minería “siempre tendrá algún impacto”, afirmó el director ejecutivo y cofundador de Impossible Metals, Oliver Gunasekara, quien ha pasado la mayor parte de su carrera en el campo de los semiconductores.

Pero, añadió, “necesitamos muchos más minerales críticos, ya que queremos electrificar todo”.

Como ilustración del auge mundial hacia la minería submarina, Impossible Metals ha recaudado 15 millones de dólares de inversores para construir y probar una primera serie de su robot Eureka 3 en 2026. La versión comercial tendrá el tamaño de un contenedor de envío y se expandirá de tres a 16 brazos, y su batería crecerá de 14 a casi 200 kilovatios-hora.

El robot será totalmente autónomo y se autopropulsará, sin cables ni ataduras a la superficie, y estará equipado con sensores. Mientras espera la luz verde de EE.UU., la empresa espera finalizar su tecnología dentro de dos o tres años, realizar pruebas en el océano, construir una flota y operar a través de asociaciones en otras partes del mundo.

Fuente: Tech Xplore.

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