Una tarde de verano en lo alto de los Alpes suizos, Raphaël Domjan observaba fijamente un avión comercial que volaba debajo de él. A 9.500 metros, Domjan estaba solo en un avión ligero como una pluma, propulsado no por combustible para aviones, sino exclusivamente por energía solar.
Durante más de cinco horas el 12 de agosto, el explorador suizo ascendió y planeó en el aire enrarecido a bordo del SolarStratos, un avión solar-eléctrico no más pesado que un piano de cola, rompiendo el récord mundial de altitud de su clase, pendiente de confirmación oficial. La aeronave, llamada HB-SXA, forma parte de un audaz intento por demostrar que el vuelo con energía solar no solo es posible, sino que está listo para competir con algunas aeronaves convencionales a gran altitud.
“Allá arriba, frente al sol que impulsa nuestras alas, volar sin quemar una sola gota de combustible es una sensación indescriptible… un momento fuera del tiempo”, escribió Domjan más tarde.
Un nuevo techo para los vuelos solares

El vuelo de Domjan despegó del aeropuerto de Sion, en el oeste de Suiza, y ascendió de forma constante durante más de dos horas. Volando solo, y vestido con un traje presurizado más común en astronautas que en aviadores, alcanzó los 9.521 metros. Es la mayor altitud jamás alcanzada por una aeronave solar-eléctrica tripulada, superando el récord anterior de 9.235 metros establecido en 2010 por el piloto de Solar Impulse, André Borschberg.
A altitud de crucero, el avión de Domjan se cruzó brevemente con un avión comercial: uno quemaba toneladas de combustible, el otro flotaba con energía solar y corrientes térmicas alpinas. El contraste era poético, pero el simbolismo era evidente.
“Fue un momento de gran orgullo y emoción para todo el equipo de SolarStratos, ¡celebrado como era debido con una merecida raclette!”, anunció el equipo del proyecto después del vuelo.
Aunque el récord está pendiente de la verificación de la Federación Aeronáutica Internacional, Domjan ya mira hacia el futuro. “La mítica marca de los 10.000 metros está al alcance”, declaró, según Flying. “El próximo objetivo: tocar las estrellas con solo la fuerza del sol”.
El futuro es ultraligero y ultralimpio
El HB-SXA, el avión que catapultó a Domjan a nuevas alturas, nunca estuvo diseñado para competir con los jumbo jets. Construido por la alemana Elektra Solar y modificado por el equipo SolarStratos, pesa tan solo 450 kilogramos y cuenta con las alas largas y esbeltas de un planeador. Estas alas de 25 metros están revestidas de células solares que cubren más de 22,4 metros cuadrados, suficiente para mantener sus motores eléctricos dobles en funcionamiento durante más de 24 horas en las condiciones adecuadas.
Una pequeña batería de iones de litio de 20 kWh proporciona energía de respaldo. Pero en este vuelo, Domjan dependió casi por completo de la luz solar y de las corrientes térmicas que ascendían desde el cálido suelo de agosto. Una hélice de paso variable, recientemente incorporada a la aeronave, ayudó a optimizar el rendimiento en el aire enrarecido.
La cabina permanece sin presurizar, por lo que Domjan requirió un traje especializado que bombeaba oxígeno y lo protegía de temperaturas cercanas a -70°C. A tales alturas, incluso pequeños problemas técnicos podían resultar mortales. Sin embargo, el vuelo transcurrió sin problemas, y la aeronave registró más de 100 horas de vuelo totales a finales de julio, a pesar de su condición experimental.
SolarStratos ahora aspira a alcanzar aún más altura. El objetivo final es alcanzar la estratosfera, a unos 25.000 metros de altitud. La próxima “odisea estratosférica”, como la denomina el equipo, incluirá mediciones atmosféricas para ayudar a los científicos a estudiar la atmósfera superior y el cambio climático.
Por qué esto es importante
Los vuelos solares no son nuevos. En 2016, el Solar Impulse 2 completó la primera vuelta al mundo impulsada únicamente por el sol. Pero esa aeronave requirió un equipo completo y años de planificación. Lo que distingue al SolarStratos es su elegancia: un solo piloto, una estructura ligera y la promesa de vuelos regulares y limpios a gran altitud.
Domjan, conocido por liderar PlanetSolar, el primer barco solar en dar la vuelta al mundo, lleva años impulsando la movilidad solar. Su labor responde a la huella de carbono de la industria aeronáutica, que representa aproximadamente el 2,5 % de las emisiones globales de CO₂.
A medida que los reguladores se ponen al día, el momento es inmejorable. La FAA amplió recientemente sus normas para aeronaves deportivas ligeras, incluyendo la propulsión eléctrica y de hidrógeno. En Estados Unidos, la Casa Blanca también ha anunciado políticas para impulsar los vuelos eléctricos y eliminar las prohibiciones a los viajes supersónicos. Estos cambios abren la puerta a que tecnologías como el SolarStratos se comercialicen, aunque el uso de un avión alimentado exclusivamente por energía solar tiene usos muy limitados. La energía generada no puede transportar más que unas pocas personas, y mucho menos carga. El vuelo de Domjan tenía como objetivo mostrar lo que se puede hacer con la luz del sol, la innovación y la negativa a aceptar los límites del pasado.
Queda por ver si SolarStratos alcanzará los 25.000 metros. Pero su mensaje ya ha llegado: la aviación limpia ya no es una fantasía. Apenas está despegando.
Fuente: ZME Science.
