Nuevos y prometedores antibióticos podrían estar escondiéndose en nuestra microbiota intestinal

Salud y medicina

Las bacterias superan a los antibióticos con mayor rapidez de la que podemos desarrollar los medicamentos, por lo que los científicos han recurrido al intestino humano (un entorno competitivo, hogar de unos 100 billones de microbios) para buscar ingredientes que puedan utilizarse en la lucha contra las enfermedades. Investigadores de Estados Unidos analizaron los microbiomas intestinales de 1.773 personas y analizaron 444.054 proteínas identificadas previamente como posibles antibióticos. De los 78 candidatos más prometedores que el equipo sintetizó y probó en el laboratorio, el 70,5% de ellos mostró la capacidad de combatir microbios como las bacterias, lo que indica que podrían llegar a utilizarse en antibióticos y sugiere que nuestros intestinos albergan una amplia selección de sustancias que combaten los microbios.

“Pensamos en la biología como una fuente de información”, dice el bioingeniero César de la Fuente de la Universidad de Pensilvania.

“Todo es simplemente código. Y si podemos idear algoritmos que puedan clasificar ese código, podemos acelerar drásticamente el descubrimiento de antibióticos”.

Se seleccionaron proteínas del microbioma humano y se probaron contra bacterias. Torres et al., Cell, 2024.

Una de las proteínas más prometedoras descubiertas, la prevotelina-2, mostró capacidades para combatir las bacterias que igualaban a las de la polimixina B, actualmente uno de los principales antibióticos que se utilizan para tratar infecciones que han desarrollado resistencia a muchos otros fármacos.

“Esto sugiere que la exploración del microbioma humano en busca de nuevas y emocionantes clases de péptidos antimicrobianos es un camino prometedor para los investigadores y los médicos, y sobre todo para los pacientes”, afirma el médico y científico Ami Bhatt de la Universidad de Stanford.

Queda mucho trabajo por delante para poder convertir estas proteínas en antibióticos que realmente funcionen, pero estos primeros resultados son muy prometedores, y más aún si son comparables a los “fármacos de último recurso” que ya se utilizan. Los investigadores también señalan que las proteínas identificadas no están construidas como las moléculas antimicrobianas convencionales. Eso podría abrir nuevas vías para desarrollar estos superantimicrobianos.

“Curiosamente, estas moléculas tienen una composición diferente de lo que tradicionalmente se ha considerado antimicrobiano”, afirma el bioingeniero Marcelo Torres de la Universidad de Pensilvania.

“Los compuestos que hemos descubierto constituyen una nueva clase, y sus propiedades únicas nos ayudarán a comprender y ampliar el espacio de secuencias de los antimicrobianos”.

La forma tradicional de desarrollar antibióticos a partir de un entorno más amplio requiere mucho tiempo y esfuerzo, por lo que de la Fuente y sus colegas están buscando fuentes de antibióticos que ya se encuentran en la naturaleza y que se puedan activar más rápidamente. Y también son muy necesarios: la resistencia a los antibióticos es un problema que crece rápidamente, al que no ayuda la forma en que tratamos el planeta, y que ya se ha relacionado con millones de muertes. Los científicos están trabajando arduamente para encontrar soluciones, pero es una carrera constante para mantenerse por delante de las bacterias en constante evolución contra las que luchamos.

Los descubrimientos presentados aquí respaldan la hipótesis original de los investigadores: que tener que evolucionar y adaptarse constantemente en el intestino para sobrevivir podría proporcionar a nuestro microbioma las herramientas para eliminar otras infecciones con medicamentos específicos.

“Es un entorno muy duro”, dice de la Fuente.

“Tienes todas estas bacterias coexistiendo, pero también luchando entre sí. Un entorno así puede fomentar la innovación”.

La investigación ha sido publicada en Cell.

Fuente: Science Alert.

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