Sabemos que los microplásticos se están infiltrando en nuestros cuerpos, dada su ubicuidad en el mundo que nos rodea, pero aún estamos analizando sus posibles impactos en la salud. Estos impactos podrían incluir daños a la integridad intestinal y cambios perjudiciales en la flora intestinal, según un nuevo estudio.
El estudio fue dirigido por investigadores de la Universidad Nacional Cheng Kung de Taiwán, quienes alimentaron a ratones con nanoplásticos de poliestireno durante 12 semanas. Los nanoplásticos son el tipo más pequeño de microplástico, y en estos experimentos, los fragmentos tenían un tamaño de tan solo 100 nanómetros, miles de veces más pequeño que el grosor de un cabello humano.
Un análisis minucioso de los animales reveló cambios posteriores en la producción de proteínas, la actividad genética, los niveles bacterianos y la codificación de microARN dentro de las células. Por ejemplo, dos proteínas que normalmente mantienen el intestino sellado y protegido se volvieron menos abundantes.
Las bacterias beneficiosas Lactobacillus disminuyeron, las bacterias potencialmente dañinas Ruminococcaceae aumentaron y una bacteria llamada Lachnospiraceae en realidad comió algunos de los nanoplásticos. Al hacerlo, cambió la forma en que las bacterias secretaban pequeños paquetes llamados vesículas extracelulares, que a su vez inhibían la producción de moco intestinal.
“Este estudio es el primero en demostrar que las partículas de plástico pueden interferir con el microARN transportado por las vesículas extracelulares entre las células intestinales del ratón y microbios intestinales específicos, interrumpiendo la comunicación huésped-microbio y alterando la composición microbiana de maneras que pueden perjudicar la salud intestinal de los ratones”, afirma el microbiólogo Wei-Hsuan Hsu, de la Universidad Nacional Cheng Kung.
Para quienes no somos biólogos, estos cambios pueden ser difíciles de interpretar de forma sencilla, pero en general, la integridad y la salud intestinal de los ratones empeoraron. Es probable que, como resultado, el riesgo de complicaciones de salud relacionadas aumentara. En este estudio, los mecanismos detrás de cómo los nanoplásticos afectan el intestino son tan importantes como los efectos en sí mismos, y ahora orientarán a los investigadores hacia nuevos enfoques para comprender cómo los microplásticos podrían alterar nuestros cuerpos a un nivel fundamental.
“La investigación identifica un mecanismo molecular por el cual las partículas de plástico perturban la microbiota intestinal”, afirma Hsu.
Es importante contextualizar este estudio. Los ratones son sustitutos útiles de los humanos en la investigación, pero obviamente no son exactamente iguales, por lo que necesitamos observar si se producen cambios intestinales similares en las personas.
Además, los ratones recibieron nanoplásticos en cantidades mucho mayores a las que los humanos estarían expuestos habitualmente. No está claro si estamos ingiriendo suficiente plástico como para desencadenar los cambios mostrados en este estudio.
Aun teniendo en cuenta estas limitaciones, la investigación plantea serias preocupaciones sobre los microplásticos y la salud. Se necesitan más datos sobre nuestra exposición a estos diminutos fragmentos de plástico y sus efectos posteriores.
“Dadas las limitaciones actuales de las tecnologías de detección de nanoplásticos y las incertidumbres asociadas con la extrapolación de los resultados de modelos animales a los humanos, es fundamental continuar la investigación para evaluar con precisión los posibles efectos a largo plazo de los nanoplásticos en la salud humana”, afirma la inmunóloga Yueh-Hsia Luo, de la Universidad Nacional Central de Taiwán, que no participó en el estudio.
La investigación ha sido publicada en Nature Communications.
Fuente: Science Alert.
