Justo antes del amanecer del 2 de mayo, una cámara a 240 millones de kilómetros de la Tierra captó un momento casi terrestre: nubes que abrazaban las laderas de una gran montaña y una cima que se alzaba desafiante sobre ellas. Pero esto no tenía nada que ver con la Tierra. La montaña era el Monte Arsia, uno de los volcanes más altos del sistema solar, visto desde la órbita de Marte.
La imagen, captada por la sonda Mars Odyssey de la NASA, es la primera de su tipo: un volcán en el Planeta Rojo se ve en el horizonte, elevándose sobre un mar de nubes de hielo de agua matutino. Es el equivalente marciano a ver el Everest elevarse a través de la niebla del Himalaya, pero a una escala planetaria que eclipsa incluso a los picos más altos de la Tierra.
“Elegimos el Monte Arsia con la esperanza de ver la cima asomar entre las nubes matutinas”, dijo Jonathon Hill, de la Universidad Estatal de Arizona, quien dirige las operaciones de la cámara del orbitador. “Y no nos decepcionó”.
Amanecer en un mundo distante
El Monte Arsia tiene casi 20 kilómetros de altura, más del doble de la altura del Mauna Loa, el volcán más grande de la Tierra desde el lecho marino hasta la cima. Se encuentra en la región de Tharsis, en Marte, una vasta meseta volcánica que también alberga el Monte Olimpo, el volcán más alto del sistema solar. Junto con el Monte Pavonis y el Monte Ascraeus, el Monte Arsia forma una cadena de volcanes gigantes alineados a lo largo de una grieta planetaria en la corteza.
Lo que hace que esta imagen sea tan impactante es su posición estratégica. En lugar de mirar hacia abajo desde arriba, el Odyssey giró 90 grados en órbita para observar el limbo marciano, el borde del disco del planeta. Es un movimiento que el orbitador apenas comenzó a realizar en 2023, a pesar de llevar en el espacio desde 2001.
Esta vista en particular muestra la silueta del Arsia Mons recortada contra una neblina de nubes verdosas (hielo de agua, no dióxido de carbono) en un momento en que Marte se encontraba en su punto más alejado del Sol, una fase llamada afelio. Durante este tiempo, las temperaturas más frías hacen que un amplio cinturón de nubes se arremoline alrededor del ecuador. Este cinturón de nubes, el afelio, es una formación marciana bien conocida, pero hasta ahora, los científicos nunca habían visto la cima de una montaña elevándose a través de él desde este ángulo.
“Estamos observando diferencias estacionales muy significativas en estas imágenes del horizonte”, afirmó Michael D. Smith, científico planetario del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA. “Nos proporciona nuevas pistas sobre cómo evoluciona la atmósfera de Marte con el tiempo”.
Este fenómeno es de utilidad científica. Las nubes de hielo de agua se forman cuando el aire frío asciende por las laderas del volcán, se expande y se enfría. Las nubes se espesan durante el afelio, lo que revela cómo la atmósfera de Marte interactúa con su geografía.
Ojos puestos en los cielos cambiantes del Planeta Rojo
Mars Odyssey lleva casi un cuarto de siglo operando silenciosamente, lo que la convierte en la misión más longeva en órbita alrededor de otro planeta. Inicialmente lanzada para cartografiar los elementos químicos y minerales de Marte, se ha convertido en observador atmosférico, geólogo y, ahora, gracias a su cámara THEMIS, en fotógrafo cósmico.
THEMIS, abreviatura de Sistema de Imágenes por Emisión Térmica, captura luz visible e infrarroja. Sus capacidades infrarrojas ayudan a los científicos a localizar hielo de agua subterráneo, información crucial para futuras misiones tripuladas, ya que dicho hielo podría proporcionar agua, oxígeno e incluso combustible.
Además de sus estudios atmosféricos, la cámara del Odyssey puede obtener imágenes de las diminutas lunas de Marte, Fobos y Deimos, y observar los cambios estacionales en la formación de polvo y nubes. Esta imagen en particular del Monte Arsia es la cuarta observación de este tipo del “extremo” que realiza la sonda.

La misión Mars Express de la ESA, que también estudia la región, ha revelado dramáticas zonas de colapso en las laderas del Arsia Mons. Estas fosas, algunas de hasta 2 kilómetros de profundidad, se formaron a medida que la lava drenó de las cámaras bajo el volcán. Una vez excavadas, estas cámaras se derrumbaron bajo el peso de la roca superficial, dejando cicatrices irregulares.
Para los científicos e ingenieros que planean la próxima generación de misiones a Marte, estas imágenes son más que simples imágenes bonitas. Comprender el clima, la formación de nubes y la variación estacional del planeta puede influir directamente en dónde y cuándo aterrizaremos futuros rovers, o personas.
Fuente: ZME Science.