Quizás sea hora de invertir en cortinas opacas, apagar el televisor antes de acostarse y atenuar las lámparas. Una nueva investigación sugiere que la exposición a la luz nocturna podría aumentar el riesgo de sufrir múltiples problemas cardíacos.
La asociación tiene sentido biológico. Nuestros cuerpos utilizan señales luminosas para saber cuándo es hora de dormir, y cualquier alteración de esa rutina puede interferir con nuestros ritmos circadianos, que regulan innumerables procesos internos.
“La luz nocturna provoca alteraciones circadianas, lo cual es un factor de riesgo conocido de resultados cardiovasculares adversos”, escribe el equipo internacional de científicos en un nuevo estudio, que aún no ha sido revisado por pares ni publicado.
“Sin embargo, no se comprende bien si los patrones personales de exposición a la luz predicen el riesgo de enfermedades cardiovasculares de un individuo”.
Para investigar, los investigadores analizaron datos de 88.905 adultos que usaron sensores de muñeca para registrar su exposición a la luz durante una semana, con controles de salud posteriores durante los siguientes 9,5 años. Los voluntarios se agruparon según la cantidad de luz a la que estuvieron expuestos durante la noche.
En comparación con la mitad inferior de los participantes, el 10% expuesto a la mayor cantidad de luz durante la noche tenía un riesgo significativamente mayor de sufrir problemas cardíacos, como enfermedad de la arteria coronaria, ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular y accidente cerebrovascular. Los investigadores tomaron en cuenta los factores que afectan la salud cardíaca, como el tabaquismo, el consumo de alcohol, la dieta, la duración del sueño, la actividad física, el nivel socioeconómico y el riesgo genético, para intentar aislar mejor el efecto de la exposición a la luz durante la noche.

Los datos de este tipo de estudio no demuestran una relación causal directa, sólo que existe una fuerte asociación. Basta para sugerir que la luz nocturna es un factor de riesgo para problemas cardíacos y que minimizarla podría ser una forma sencilla y eficaz de reducir el riesgo.
“Las relaciones entre la luz nocturna y el riesgo de insuficiencia cardíaca y enfermedad arterial coronaria fueron más fuertes para las mujeres, y las relaciones entre la luz nocturna y el riesgo de insuficiencia cardíaca y fibrilación auricular fueron más fuertes para los individuos más jóvenes de esta cohorte”, escriben los investigadores.
Los investigadores señalan las numerosas funciones de nuestro cuerpo que dependen de ritmos circadianos regulares y bien definidos, desde la presión arterial hasta la tolerancia a la glucosa. Alterar estos ritmos, por ejemplo, con turnos de noche, puede afectar nuestra salud.
Uno de los mecanismos involucrados podría ser la hipercoagulabilidad, una mayor tendencia de la sangre a coagularse, que previamente se ha vinculado con alteraciones de los ritmos circadianos. Sin embargo, es probable que existan numerosas razones para estas asociaciones. Los investigadores esperan que en el futuro se realicen estudios que recopilen datos sobre la luz nocturna durante un período más largo y con información adicional sobre las fuentes de luz, lo que debería ayudar a mejorar nuestra comprensión de esta relación.
La mayoría de nosotros ahora tendrá al menos una pantalla brillante en nuestros dormitorios, y esto nos da otra razón para apagarlas: una encuesta sugiere que más de la mitad de la población estadounidense en realidad se duerme con el televisor encendido.
“Evitar la luz durante la noche puede ser una estrategia útil para reducir los riesgos de enfermedades cardiovasculares”, escriben los investigadores.
La investigación aún no se ha publicado en una revista revisada por pares, pero hay una preimpresión disponible en MedRxiv.
Fuente: Science Alert.