Ceres pudo haber preparado la receta perfecta para la vida hace miles de millones de años

Astronomía

A primera vista, Ceres parece uno de los lugares con menos probabilidades de albergar vida. El planeta enano, situado tranquilamente en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, es ahora un mundo gris, frío y casi sin aire, cubierto de hielo y sal. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que esta apariencia puede ser engañosa. De hecho, en su pasado geológico, Ceres puede haber sido sorprendentemente similar a la Tierra en algunos aspectos.

Según los autores del estudio, hace miles de millones de años, Ceres pudo haber contado con los tres ingredientes más importantes para su habitabilidad: agua, moléculas orgánicas y una fuente duradera de energía química. Este suministro de energía oculto, argumentan los autores del estudio, pudo incluso haber permitido la supervivencia de microbios simples en las profundidades del subsuelo.

El estudio no afirma que Ceres albergara vida; no hay evidencia que lo respalde. Sin embargo, sí sugiere que este planeta enano fue geológicamente activo y habitable en algún momento. Pero incluso si Ceres albergara vida hace miles de millones de años, ¿por qué importa ahora? 

Joe O’Rourke, uno de los autores del estudio y profesor de la Escuela de Exploración de la Tierra y el Espacio de la Universidad Estatal de Arizona, respondió a la pregunta poniendo las cosas en perspectiva: no se trata sólo de Ceres.

“Si Ceres fue habitable en el pasado, probablemente haya decenas de asteroides y lunas que también lo fueron. Y si logramos mantenerlos calientes, quizá sigan siendo habitables hoy”. 

Explorando la posibilidad de vida en Ceres

Ilustración que muestra el interior de Ceres. Créditos de la imagen: NASA/JPL-Caltech.

La sonda espacial Dawn de la NASA, que orbitó Ceres entre 2015 y 2018, reveló previamente algunas sorpresas sobre esta maravilla cósmica congelada. Por ejemplo, las brillantes manchas reflectantes en la superficie de Ceres resultaron ser depósitos de sal, formados por agua salada que burbujeó desde el subsuelo. 

Investigaciones posteriores realizadas en 2020 confirmaron que estas emanaciones salinas estaban vinculadas a un vasto depósito subterráneo de 40 km de profundidad y cientos de kilómetros de ancho. Además, Dawn detectó moléculas orgánicas basadas en carbono en el planeta enano, un componente esencial para la vida. Gracias a estos hallazgos, los científicos ya sabían que Ceres contenía agua y carbono. 

Sin embargo, lo que faltaba en el rompecabezas era una fuente de energía, algo que la vida pudiera alimentar. Ahí es donde entra en juego este nuevo estudio. Los autores del estudio crearon modelos informáticos para rastrear la evolución del interior de Ceres a lo largo del tiempo. Se centraron en un período clave entre 2.500 y 4.000 millones de años atrás, cuando el núcleo rocoso del planeta enano habría alcanzado su punto más caliente. 

En aquel entonces, los elementos radiactivos del núcleo se desintegraban y liberaban calor. Este calor podría haber impulsado la actividad hidrotermal: agua caliente circulando por las rocas, disolviendo gases y minerales en su camino. Los modelos mostraron que estos fluidos ricos en minerales podrían haberse filtrado al océano subterráneo de Ceres. 

Sorprendentemente, también se observan procesos similares en nuestro planeta, en las fuentes hidrotermales del fondo oceánico. A pesar de la falta de luz solar, la vida microbiana prospera en estos entornos, extrayendo energía directamente de la mezcla química. Los investigadores sugieren que algo similar podría haber ocurrido en la antigua Ceres.

“En la Tierra, cuando el agua caliente de las profundidades subterráneas se mezcla con el océano, el resultado suele ser un festín para los microbios: un festín de energía química. Por lo tanto, podría tener importantes implicaciones si pudiéramos determinar si el océano de Ceres tuvo una afluencia de fluido hidrotermal en el pasado”, declaró Sam Courville, autor principal del estudio e investigador de la Universidad de Arizona.

En pocas palabras, Ceres tenía una cocina con todos los ingredientes necesarios: agua para albergar vida, moléculas orgánicas para construirla y energía hidrotermal para alimentarla. El problema es que esta cocina probablemente solo estuvo activa durante un período limitado, entre 500 y 2000 millones de años después de la formación de Ceres. 

Entonces, ¿había muchos planetas habitables? 

Hoy en día, el interior del planeta enano es demasiado frío, con temperaturas superficiales que oscilan entre -33°C y -143°C, lo que impide la vida. Su fuente de calor radiactivo se ha agotado casi por completo. La poca agua líquida que queda es ahora una salmuera concentrada, atrapada bajo una gruesa capa de hielo. 

Sin embargo, si Ceres fue habitable alguna vez, como sugiere el estudio, significa que muchos otros mundos helados, lunas y planetas enanos de tamaño similar también pudieron haber pasado por sus propias fases cálidas y húmedas en el pasado remoto. De ser así, la habitabilidad podría ser mucho más común en el sistema solar de lo que se creía.

El estudio también presenta una importante limitación. Los modelos actuales se basan en datos limitados, y para confirmar los hallazgos, los científicos necesitarían un análisis más detallado de la composición química de la superficie de Ceres, idealmente mediante el envío de un módulo de aterrizaje o incluso una misión de retorno de muestras. Por ahora, los resultados proporcionan una nueva forma de pensar sobre mundos que hoy parecen congelados y muertos. 

El estudio se publica en la revista Science Advances.

Fuente: ZME Science.

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