Los perros dotados muestran habilidades de lenguaje que creíamos únicas de los humanos

Biología

Perros, cachorritos, perritos… todas estas palabras significan lo mismo. Y ahora parece que los propios perros pueden conectar etiquetas lingüísticas similares, según un nuevo estudio de la Universidad Eötvös Lorand de Budapest, Hungría.

Este principio de “extensión de etiquetas” es un pilar del desarrollo del lenguaje en niños pequeños. Por ejemplo, los niños pequeños o preescolares captan palabras y luego aprenden gradualmente a agruparlas según su uso: un cucharón es simplemente una cuchara grande porque ambos sirven para recoger cosas; una “taza” puede referirse a una taza, un vaso o una jarra.

En el reino animal, pocas especies no humanas demuestran tales habilidades lingüísticas, y sólo después de mucho entrenamiento en cautiverio. Sin embargo, los perros pueden aprender estas habilidades de forma natural, sin necesidad de entrenamiento específico, salvo unas pocas sesiones de juego con sus dueños. Nuestras mascotas caninas han interactuado estrechamente con nosotros durante decenas de miles de años, por lo que es lógico que puedan comprender órdenes e incluso usar cajas de resonancia, como los populares shorts de las redes sociales. Aun así, es sorprendente lo intuitivos que pueden ser algunos perros “aprendices superdotados de palabras” (GWL, por sus siglas en inglés), ya que no sólo aprenden palabras específicas, sino también su función.

“Entienden el significado detrás de esas etiquetas lo suficientemente bien como para aplicarlas a juguetes nuevos, de aspecto muy diferente, al reconocer para qué servían los juguetes”, explica Claudia Fugazza, investigadora de etología en la Universidad Eötvös Loránd y autora principal del estudio.

Los collies son expertos en palabras, y su embajador más ambicioso, llamado Chaser, fue reconocido como el perro más inteligente del mundo por su vocabulario de más de 1000 palabras. Por ello, el estudio evaluó a ocho perros con GWL, incluyendo seis border collies y un blue heeler.

En cada caso, el estudio se realizó en casa del dueño del perro, sin ninguna configuración especial. En sus propias casas, los perros aprendieron dos nombres mientras jugaban con sus dueños: “Tirar” y “Traer”. Cada uno se refería a un grupo de juguetes con los que se podía jugar tirando de la cuerda o recuperándolos después de ser lanzados.

Un perro dotado para aprender palabras. Departamento de Etología/Universidad Eötvös Loránd.

A continuación, se les presentaron a los perros nuevos juguetes para tirar y buscar, completamente diferentes a los que conocían. Fundamentalmente, los dueños no usaron etiquetas verbales cuando los perros jugaron con estos nuevos juguetes.

Entonces llegó el momento de la verdad: se le pidió a un perro que eligiera estos juguetes nuevos, sin etiquetar, según su función (tirar o buscar). Los perros eligieron los juguetes correctos con mucha más frecuencia que por casualidad, lo que sugiere que aprendieron sus funciones a pesar de que los nuevos juguetes tenían un aspecto muy diferente y sus dueños no los etiquetaron verbalmente durante el juego.

Por lo tanto, los perros ampliaron las etiquetas que habían aprendido para ciertos juguetes en función de su función. Este estudio es el primero en demostrar que los perros, y los animales en general, pueden reflejar naturalmente el desarrollo del lenguaje humano.

Como resultado, “abre nuevas y apasionantes vías para estudiar cómo las habilidades relacionadas con el lenguaje pueden evolucionar y funcionar más allá de nuestra propia especie”, dice Adam Miklosi, etólogo de la Universidad Eötvös Lorand y coautor del estudio.

Como nuestros fieles y constantes compañeros durante milenios, los perros nos han escuchado hablar, cantar, despotricar y lamentarnos durante buena parte de la historia de la humanidad. Así, además de su propia comprensión del lenguaje, los perros ayudan a los investigadores a comprender cómo se desarrolla el lenguaje para que los humanos describan y comprendan el mundo.

Esta investigación se publica en Current Biology.

Fuente: Science Alert.

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