Los escaneos de la tercera pirámide más grande de Giza, la pirámide de Micerino, han revelado dos bolsas anómalas de aire escondidas detrás de sus muros de piedra inclinados. Este descubrimiento se suma a hallazgos anteriores dentro de la Gran Pirámide de Keops, incluyendo un enorme vacío interno y un corredor cerca de su entrada norte. Sin embargo, las cavidades de Micerino son radicalmente diferentes en forma, tamaño y distribución, lo que sugiere una historia de construcción y un propósito muy distintos.
“Las imágenes revelaron dos anomalías justo detrás de los bloques de granito pulido, lo que indicaría la presencia de huecos llenos de aire”, escribe un equipo dirigido por los arqueólogos Khalid Helal y Mohamed Elkarmoty de la Universidad de El Cairo.
“Esta interpretación fue respaldada por una serie de simulaciones numéricas que consideraron diversos escenarios posibles en condiciones del mundo real”.
Como enormes monumentos de piedra dedicados a reyes fallecidos hace mucho tiempo, las pirámides de Giza han fascinado a la humanidad durante siglos. Sin embargo, más allá de su mitología, las pirámides ofrecen una deslumbrante ventana al mundo del antiguo Egipto, no sólo a la importancia y el esplendor de los ritos funerarios de los antiguos egipcios, sino también a su capacidad para construir tales estructuras.
La Gran Pirámide es el mayor de los monumentos y el que recibe más atención. Micerino, la más pequeña de las tres pirámides principales, no se ha estudiado en detalle desde que el arqueólogo estadounidense George Reisner realizó sus excavaciones entre 1906 y 1910. Sin embargo, es única entre las tres pirámides por su fachada inacabada de granito rojizo sobre la estructura de piedra caliza, una característica que sugiere un cambio en las prioridades arquitectónicas.
Las tres pirámides se han erigido durante más de cuatro milenios como un magnífico testimonio de la artesanía del antiguo Egipto. Por ello, es de vital importancia estudiarlas sin causarles más daños. En los últimos años, han surgido técnicas y tecnologías que permiten precisamente eso, con la capacidad de escanear el interior de una estructura de forma no invasiva.

Esto es lo que hicieron los investigadores como parte del proyecto ScanPyramids. En un esfuerzo codirigido por la Universidad de El Cairo y el Instituto de Preservación e Innovación del Patrimonio en Francia, el equipo utilizó una combinación de tres técnicas de escaneo diferentes para observar detrás del revestimiento de granito en la parte inferior de la pirámide de Micerino.
La tomografía de resistividad eléctrica (ERT) aplica una corriente eléctrica a través de una masa sólida, midiendo los cambios en la resistividad de diferentes materiales. El radar de penetración terrestre (GPR) emite ondas de radio a través de una masa y mide su reflexión en distintos materiales. Y las pruebas ultrasónicas (UT) utilizan ondas sonoras para el mismo fin. Utilizando las tres técnicas para “ver” el interior de la Pirámide de Micerino, los investigadores descubrieron dos pequeñas anomalías en la cara este que no se comportaban como la piedra caliza circundante.
La primera se ubicaba a unos 1,4 metros por debajo del granito y medía aproximadamente 1,5 metros de ancho y 1 metro de alto. La segunda, a unos 1,1 metros por debajo del granito, medía 0,9 por 0,7 metros. Ambas anomalías se comportaban como bolsas de aire, no como juntas entre los bloques.
A continuación, realizaron simulaciones para determinar si existía algún otro factor que explicara los datos. Estas descartaron los modelos que sugerían que las señales podrían haber sido producidas por bloques de piedra con propiedades físicas diferentes a las del material circundante.
“Se llegó a la conclusión de que ambas anomalías probablemente representan huecos llenos de aire dentro de un medio de piedra caliza, que comienzan directamente detrás de la capa exterior de granito de la cara oriental”, escriben los investigadores.
Estas cavidades son muy diferentes de las de Keops, una de las cuales es bastante grande y la otra está bien estructurada. Lo que tienen en común ambas pirámides es que el propósito de ninguno de sus huecos está claro.
Sin embargo, como señalan Helal y sus colegas, la configuración de los bloques de granito que cubren los huecos de Micerino es muy similar a la de los bloques que rodean la entrada norte de la pirámide. En 2019, el investigador independiente Stijn van den Hoven sugirió que esto podría indicar una segunda entrada.
Los investigadores no pudieron determinar la profundidad de las cavidades; proponen utilizar la muografía de rayos cósmicos para investigar más a fondo. “Sin embargo”, concluyen, “la interpretación de las anomalías detectadas debería ser discutida entre los egiptólogos”.
La investigación ha sido publicada en NDT & E International.
Fuente: Science Alert.
