Un nuevo estudio de la Escuela de Ciencias Marinas, Atmosféricas y de la Tierra Rosenstiel de la Universidad de Miami y la Fundación Megafauna Marina descubre que las mantarrayas jóvenes del Caribe (Mobula yarae) a menudo nadan con grupos de otros peces, creando pequeños ecosistemas en movimiento que sustentan una variedad de especies marinas. El artículo se publica en la revista Marine Biology.
El sur de Florida, en particular el condado de Palm Beach, sirve de criadero para mantarrayas jóvenes. Durante casi una década, la Fundación de Megafauna Marina ha estado estudiando estas mantarrayas y documentando los desafíos que enfrentan debido a las actividades humanas cerca de la costa, como colisiones con embarcaciones y enredos en aparejos de pesca, que pueden representar amenazas significativas para los ejemplares jóvenes.
“Utilizando grabaciones de video recopiladas entre 2016 y 2021, analizamos 465 videos para comprender mejor qué especies nadan con las mantarrayas y cómo interactúan”, explicó Emily Yeager, autora principal del estudio y candidata a doctorado en el Departamento de Ciencias y Políticas Ambientales de la Escuela Rosenstiel. “Observamos qué peces estaban presentes, cuántos había y dónde solían reunirse, a menudo alrededor de las branquias, los ojos, las alas y la cola de la manta”.

El estudio reveló que cuatro familias de peces teleósteos, el grupo más numeroso de peces con aletas radiadas, se asocian regularmente con mantas jóvenes. Las compañeras más frecuentes son las rémoras, también conocidas como peces ventosa, que se adhieren a animales más grandes mediante una aleta dorsal similar a una ventosa. Otros peces que suelen acompañar a las mantarrayas incluyen especies importantes para la pesca en Florida, como los jureles y las cobias.
“Comprender las interacciones ecológicas entre las especies es esencial para la conservación del medio marino”, afirmó Catherine Macdonald, profesora asociada del Departamento de Ciencias y Políticas Ambientales y directora del Programa de Investigación y Conservación de Tiburones de la Escuela Rosenstiel. “Nuestros resultados sugieren que estas especies podrían ser interdependientes y formar relaciones duraderas y relativamente estables, creando ecosistemas móviles donde los peces pueden madurar, alimentarse o aparearse”.
Debido a que el sur de Florida es una zona concurrida para la navegación y la pesca recreativa, las mantarrayas juveniles son especialmente vulnerables a ser golpeadas por embarcaciones o atrapadas en líneas de pesca. El estudio subraya la importancia de la navegación responsable para proteger a las mantarrayas y a las comunidades de peces que las sustentan.
“Reducir la velocidad en las zonas donde se sabe que las mantas se alimentan cerca de la superficie es un paso simple pero crucial para proteger a estas rayas jóvenes”, dijo Jessica Pate de la Fundación Megafauna Marina, coautora del estudio. La navegación y la pesca responsables pueden ayudar a proteger a estas especies y sus interacciones ecológicas cruciales a largo plazo”.
“Los hallazgos brindan información valiosa para la conservación y las políticas marinas, demostrando que las mantarrayas actúan como hábitats vivos que sustentan la biodiversidad en las aguas costeras”, añadió Yeager.
Fuente: Phys.org.
