El mundo está empezando una transición hacia las energías renovables para atenuar los efectos ambientales de los combustibles fósiles. No obstante, la construcción de paneles solares y turbinas eólicas requiere de la extracción de materias primas a través de la minería, lo que, de no hacerse de manera responsable, puede dañar ecosistemas enteros, de acuerdo a un nuevo estudio.
Casi el 17% de la energía que se consume actualmente a nivel mundial procede de fuentes renovables. Para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero se necesita aumentar el porcentaje, pero para aumentarlo necesitamos minerales como el litio de las baterías y el zinc para la energía geotérmica, así como el cobre para las tecnologías renovables.
El Banco Mundial en un reciente informe estimó que para el 2050 la producción de estos materiales podría aumentar un 500%. El informe dice que se necesitarán 3000 millones de toneladas de minerales y metales para construir los sistemas de almacenamiento de energía solar, eólica y geotérmica que permitan mantener la temperatura terrestre por debajo de los 2°C durante este siglo.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Queensland en Australia mapearon las áreas terrestres con potencial minero y cómo estas coinciden con la biodiversidad de sitios de conservación. El análisis involucró 62381 minas operando, en pre-operación y cerradas que explotaban 40 materiales diferentes usando un radio de 50 km de ancho para cada propiedad minera.
Encontraron que 50 millones de kilómetros del área terrestre de nuestro planeta (37% excepto la Antártida) pueden ser impactados por la minería. La mayoría de estos (82%) contienen materiales necesarios para la producción de energía renovable. De estas, el 12% coinciden con áreas protegidas, el 7% con áreas claves en biodiversidad y el 14% permanecen desiertas.
“Nuestro estudio muestra que extraer los materiales necesarios para la energía renovable como el litio, cobalto, cobre, níquel y aluminio creará una mayor presión sobre la biodiversidad ubicada en paisajes ricos en minerales”, dijo la Dra. Laura Sonter, autora principal del estudio, en una conferencia de prensa. “Casi el 10% de todas las áreas mineras se encuentran dentro de sitios actualmente protegidos”.
Siguiendo los resultados, Sonter y su equipo argumentaron que la planificación estratégica es urgente con el fin de asegurarse que las amenazas de la minería no sean mayores que las que se quieren prevenir actualmente.
La pérdida y degradación del hábitat amenazan actualmente a más del 80% de las especies en peligro de extinción, mientras que el cambio climático afecta directamente al 20%. Si bien no pudieron cuantificar las pérdidas de hábitat derivadas de la extracción futura de energía renovable, los investigadores argumentaron que su estudio muestra que la pérdida de hábitat podría ser un problema importante en el futuro.
A escala local, minimizar estos impactos requerirá una gestión y evaluaciones de impacto ambiental efectivas, explican Sonter y su equipo. Todos los nuevos proyectos mineros deben considerar primero evitar los impactos sobre la biodiversidad cuando sea posible antes de permitir actividades de compensación en otros lugares.
“Existe una necesidad urgente de comprender el tamaño de los riesgos de la minería para la biodiversidad (cambio climático y los esfuerzos para evitarlo) y considerarlos estratégicamente en los planes y políticas de conservación. Sin embargo, ninguna de estas posibles compensaciones se considera seriamente en las políticas climáticas internacionales”, escribieron en el estudio.
Fuente: Nature Communications a través de ZME Science.