En 1923, los bacteriólogos de la Universidad de Manchester W.W.C. Topley y G.S. Wilson acuñaron la frase inmunidad de rebaño en un estudio de cómo las infecciones bacterianas se propagan a través de un grupo de ratones cuando algunos habían sido inoculados. Aunque hicieron hincapié en que se necesitaban más investigaciones sobre el tema, la idea básica era que una comunidad podría lograr una protección general contra una enfermedad infecciosa si una cierta proporción de sus miembros individuales fueran inmunes.
Si, por ejemplo, una persona enferma entra en contacto con cinco personas, cuatro de las cuales son inmunes a la enfermedad, esa persona solo puede transmitirla a un individuo susceptible. No sólo las otras cuatro personas permanecerían sanas, sino que tampoco transmitirían la enfermedad a quienquiera que se encontraran. De esta manera, los casos singulares son mucho más fáciles de contener y una enfermedad altamente infecciosa se convierte en una amenaza mucho menor para toda la comunidad.
Casi un siglo después de que Topley y Wilson introdujeran el término, los seres humanos han visto manifestarse la inmunidad colectiva en la vida real más de unas pocas veces. Como explica la Asociación de Profesionales en Control de Infecciones y Epidemiología, a menudo ocurre cuando la mayoría de la población se vacuna contra una determinada enfermedad. Todavía es posible contraer varicela o sarampión, por ejemplo, pero tantas personas en los EE. UU. han recibido esas vacunas que los casos individuales no se convierten fácilmente en brotes (o pandemias).
La inmunidad colectiva también puede ocurrir cuando muchas personas ya han contraído una enfermedad y ahora poseen anticuerpos que las hacen inmunes a contraerla nuevamente. Dado que aún no tenemos una vacuna para COVID-19, algunas personas esperan que podamos lograr la inmunidad colectiva de esta manera. Pero según Gypsyamber D’Souza y David Dowdy, profesores de epidemiología de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, es posible que los pacientes con COVID-19 recuperados solo sean inmunes a la enfermedad “durante meses o años”. Actualmente no tenemos suficiente información para saber cómo funciona la reinfección con este coronavirus en particular, pero sí sabemos que las personas pueden volver a infectarse con otros coronavirus. En otras palabras, no deberíamos contar con lograr la inmunidad colectiva de esta manera.
Además, se estima que al menos el 70% de las personas necesitarían inmunidad al COVID-19 para que toda la población tenga inmunidad colectiva. Nuestro sistema de atención médica se abrumaría rápidamente con la cantidad de casos y la cantidad catastrófica de muertes que ocurrirían si las personas se infectaran intencionalmente para lograr la inmunidad.
Para resumir: nuestra mejor apuesta para vencer al COVID-19 es la distancia social, usar una máscara y esperar pacientemente la vacuna.
Este artículo es una traducción de otro publicado en Mental Floss. Puedes leer el texto original haciendo clic aquí.