La calidad y complejidad de los sueños parecen cambiar con nuestras etapas de sueño, según un nuevo análisis.
Antes del siglo XXI, solíamos pensar que los sueños solo ocurrían durante la fase de movimientos oculares rápidos (REM por sus siglas en inglés), pero investigaciones más recientes muestran que las personas a veces recuerdan sueños incluso cuando se despiertan de las etapas del sueño no REM.
Si estos dos tipos de sueños son inherentemente diferentes es algo que los neurocientíficos todavía están tratando de averiguar.
Cuando los pacientes se despiertan durante el sueño REM, las investigaciones muestran que por lo general pueden recordar sueños elaborados, vívidos y emocionales como historias. Por el contrario, los que se despiertan durante las etapas no REM recuerdan menos sus sueños y los sueños en sí tienden a ser más parecidos a pensamientos.
Estos son hallazgos importantes, pero también se basan en informes subjetivos. Los sueños REM se describen a menudo con más palabras, por ejemplo, pero cuando se controla la longitud de la descripción, las diferencias en la elaboración desaparecen o disminuyen mucho.
Investigadores en Brasil han desarrollado ahora una herramienta de análisis de alta velocidad que puede tomar estos informes cualitativos y mostrarlos en una forma de gráfico más objetivo, teniendo en cuenta los sesgos tanto de longitud como de idioma.
“Sabemos que los sueños REM son más largos y más como películas”, dice la neurocientífica Sidarta Ribeiro de la Universidad de São Paulo en Brasil.
“La automatización del proceso de análisis, como hicimos en el estudio, hizo posible la primera medición cuantitativa de esta diferencia estructural”.
En comparación con los métodos tradicionales, que se basan en analizar el significado de las palabras, este análisis gráfico no semántico pudo, en cambio, centrarse en el tono general de lo que se dijo.
Centrándose en 133 informes de sueños recopilados previamente de 20 participantes, que se despertaron en diferentes etapas del sueño, los investigadores dibujaron las palabras y las reemplazaron con nodos en un gráfico.
Al analizar su organización estructural, la nueva herramienta encontró que los informes de sueños REM eran mucho más complejos y estaban llenos de información conectada en comparación con los sueños durante el sueño no REM.
Y esto fue cierto independientemente de la extensión del informe.
“Este es el primer estudio que utiliza la teoría de grafos para demostrar que los informes de sueños REM tienen más conexión estructural que los informes de sueños no REM”, dice el neurocientífico Joshua Martin de la Universidad Humboldt en Berlín.
“No para menospreciar la relevancia de los métodos tradicionales, pero estos resultados son importantes porque muestran que los métodos computacionales pueden aplicarse a los estudios de los sueños”.
Si bien se sospecha que el sueño no REM tiene alguna función restauradora, todavía no estamos realmente seguros de por qué existe el sueño REM. Si soñar durante esta etapa es realmente de una calidad diferente, como sugiere esta nueva investigación, entonces los sueños REM y no REM podrían estar impulsados por distintos mecanismos subyacentes que podrían desempeñar diferentes roles en nuestra biología.
En comparación con los sueños REM, los sueños de la etapa N2 (un sueño profundo, no REM, de ondas lentas) eran más cortos, se recordaban con menos frecuencia, eran menos intensos y parecían más pensamientos.
Por supuesto, los estudios del sueño tienen muchas limitaciones más allá de la mera subjetividad. Ser despertado continuamente durante la noche podría estar afectando la calidad del sueño entre los voluntarios.
El recuerdo de los sueños también puede verse alterado por la inercia del sueño, esa extraña etapa entre la vigilia y el sueño, aunque la complejidad narrativa de los sueños parece permanecer igual incluso una vez que los participantes se han despertado correctamente.
Si bien las narraciones de sueños complejas aún pueden ocurrir en el sueño no REM, los autores sospechan que la fisiología misma del sueño REM, que muestra una gran actividad cortical y atonía muscular, es un mejor momento para que las narraciones interactivas se desarrollen sin interrupciones.
“En este sentido, las experiencias oníricas que son coherentes, inmersivas y similares a una historia pueden organizarse más fácilmente en un informe con mayor conectividad, mientras que las experiencias oníricas que están fragmentadas y aisladas son relativamente más difíciles de organizar mentalmente y, por lo tanto, estructuralmente están menos conectadas”, explican los autores.
Los resultados del estudio no solo complementan la literatura existente sobre informes de sueños y sueño REM, sino que también respaldan mediciones recientes y más objetivas de bases de datos de bancos de sueños.
Un estudio publicado en 2020, por ejemplo, utilizó un algoritmo para examinar 24.000 sueños y encontró varios “marcadores estadísticos” que respaldan la hipótesis de que nuestros sueños son una continuación de la vida cotidiana.
Un algoritmo no es suficiente para resolver este misterio, pero herramientas matemáticas como esta podrían ser útiles cuando se trata de evaluar nuestro sueño y nuestros sueños con el menor sesgo y con tantos factores considerados como sea posible.
El estudio actual se realizó a una escala mucho más pequeña, pero ofrece algunas de las primeras mediciones realmente objetivas sobre los sueños que tenemos.
Este artículo es una traducción de otro publicado en Science Alert. Puedes leer el texto original haciendo clic aquí.