Muchas teorías conspirativas, reales o falsas, han estimulado nuestra imaginación, pero ninguna lo ha hecho como los Illuminati. Según esta, una sociedad secreta con este nombre controla el mundo en las sombras. La mano siniestra de los Illuminati está detrás de un montón de acontecimientos históricos, la mayoría desgracias, de los que sacan provecho. Pero ¿Qué tan cierto es esto?
Los orígenes
Los Illuminati sí existieron en verdad, pero no de la forma que muchos creen. Eran una sociedad secreta fundada en Baviera, Alemania, por el filósofo Adam Weishaupt en el siglo XVIII, inspirado en los ritos masónicos, de los que fue testigo al formar parte de esa sociedad. Los illuminati se dedicaban a criticar a la Iglesia y el gobierno, lo que era común en plena Ilustración, debido al monopolio que ambos ejercían en la educación superior. A pesar de que no suponían ninguna amenaza, el príncipe Carlos Teodoro prohibió sus reuniones, hizo públicos sus escritos (en los que defendían ideas como el ateísmo, el suicidio y el aborto) y exilió a sus miembros. Todo terminó ahí, si no fuera por un suceso violento acaecido en Francia.
El resurgimiento
En 1789 estalló la Revolución Francesa, en este acontecimiento la nobleza y el clero se enfrentaron al desafío de la burguesía, que se nutría de las ideas ilustradas, con ayuda de las clases populares. En medio de esto un sacerdote jesuita llamado Augustin Berruel, preocupado por el avance de las ideas liberales y la pérdida de privilegios eclesiásticos, escribió un libro en el que acusaba a masones e Illuminati de haber iniciado la revuelta. Luego, un sujeto entusiasmado con las causas ocultas llamado John Robinson, escribió un libro titulado Pruebas de una conspiración contra todas las religiones de Europa ejecutada en las reuniones secretas de los francmasones, illuminati y sociedades de lectura colectadas de buenas autoridades. A pesar del título tan largo, el libro fue un éxito rotundo, a pesar de que las pruebas presentadas en él estaban lejos de ser concluyentes. En el siglo XIX se empezó a sospechar de la mano de los illuminati en el anticlericalismo radical de la época.
En los años 1960, unos escritores satíricos llamados Robert Anton Wilson y Kerry Thornley inventaron una religión parodia llamada “discordianismo” y en su libro Principia Discordia abogaban por la información falsa. Ambos empezaron a enviar cartas a periódicos y revistas en las que acusaban a los illuminati de ser los que estaban detrás de sucesos trágicos recientes como el asesinato de Kennedy, o también señalaban a celebridades, vivas o muertas, de pertenecer a esta sociedad, y luego escribieron una trilogía de novelas de ciencia ficción paródicas llamadas Illuminatus, en las que sentaron las bases de la literatura conspirativa actual.
¿Controlan el mundo?
La mano de los Illuminati no escribe las dinámicas complejas de los fenómenos históricos. Sociedades secretas y grupos que luchan por el poder hay muchos más y con frecuencia sus intenciones se demuestran abiertamente. Por otro lado, gran parte de estas teorías conspirativas se deben, a fraudes y trabajos ficticios que, algunos con otras intenciones, lograron sembrar otro germen de la paranoia y el reduccionismo habituales en nuestra sociedad.