Si sientes que te encuentras con mucha ira cada vez que abres tus aplicaciones de redes sociales, no te lo estás imaginando: un nuevo estudio muestra cómo estas redes en línea nos alientan a expresar más indignación moral a lo largo del tiempo.
Lo que parece estar sucediendo es que los me gusta, las acciones y las interacciones que obtenemos por nuestras manifestaciones de indignación están reforzando esas expresiones. Eso, a su vez, nos anima a seguir indignándonos moralmente más a menudo y de forma más visible en el futuro. Lo que muestra este estudio es que el aprendizaje reforzado es evidente en los extremos de la discusión política en línea, según el psicólogo social computacional William Brady de la Universidad de Yale, quien es uno de los investigadores detrás del trabajo.
“Los incentivos de las redes sociales están cambiando el tono de nuestras conversaciones políticas en línea”, dice Brady. “Esta es la primera evidencia de que algunas personas aprenden a expresar más indignación con el tiempo porque son recompensadas por el diseño básico de las redes sociales”.
El equipo utilizó software de computadora para analizar 12,7 millones de tweets de 7.331 usuarios de Twitter, recopilados durante varios eventos controvertidos, incluidos debates sobre delitos de odio, la audiencia de Brett Kavanaugh y un altercado en un avión. Para que un tuit califique como muestra de indignación moral, tenía que cumplir con tres criterios: tenía que ser una respuesta a una violación percibida de la moral personal; tenía que mostrar sentimientos como ira, disgusto o desprecio; y tenía que incluir algún tipo de culpa o llamado a rendir cuentas.
Los investigadores descubrieron que obtener más me gusta y retweets hacía que las personas fueran más propensas a publicar más indignación moral en sus publicaciones posteriores. Otros dos experimentos controlados con 240 participantes respaldaron estos hallazgos y también mostraron que los usuarios tienden a seguir las ‘normas’ de las redes de las que forman parte en términos de lo que se expresa. Los investigadores encontraron que la influencia amplificadora de la indignación fue mayor en los usuarios políticamente moderados: aquellos que ya estaban en el extremo más extremo del espectro tendían a estar menos preocupados por la retroalimentación social cuando se trataba de decidir cuán indignados estaban.
“Nuestros estudios encuentran que las personas con amigos y seguidores políticamente moderados son más sensibles a la retroalimentación social que refuerza sus expresiones de indignación”, dice la psicóloga Molly Crockett de la Universidad de Yale.
“Esto sugiere un mecanismo de cómo los grupos moderados pueden radicalizarse políticamente con el tiempo: las recompensas de las redes sociales crean ciclos de retroalimentación positiva que exacerban la indignación”.
Desde hace varios años, se han formulado preguntas sobre los amplios efectos que las plataformas como Facebook, Twitter e Instagram están teniendo en la sociedad. Pueden tener impactos negativos en la salud mental, en parte debido a la presión de comparar constantemente nuestra vida con la de los demás.
El estudio no llega a dictaminar si esta amplificación de la indignación moral es buena o mala, y señala que estas expresiones pueden ser una fuerza positiva para la sociedad, destacando las malas acciones y haciendo que las personas rindan cuentas, pero si has pasado mucho tiempo en Twitter o Facebook sabrás qué tan rápido pueden degenerar estas conversaciones.
Lo que los investigadores quieren ver es una mayor conciencia de cómo las redes sociales pueden entrenar el comportamiento, como cualquier otro tipo de interacción social, ya sea en línea o fuera de línea. Nuestro carácter está, en mayor o menor medida, formado por la retroalimentación que recibimos de las personas que nos rodean.
“La amplificación de la indignación moral es una clara consecuencia del modelo de negocio de las redes sociales, que optimiza la participación del usuario”, dice Crockett.
“Dado que la indignación moral juega un papel crucial en el cambio social y político, debemos ser conscientes de que las empresas de tecnología, a través del diseño de sus plataformas, tienen la capacidad de influir en el éxito o el fracaso de los movimientos colectivos”.
Fuente: Science Alert.