Schiphol es uno de los centros de aviación más concurridos de Europa, recibe a más de 25 millones de pasajeros al año y más de 450.000 movimientos de transporte aéreo. Ahora, el gobierno le está pidiendo al aeropuerto que reduzca sus operaciones como parte de su plan para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, un plan que ha generado preocupaciones y reclamos legales de la mayoría de las aerolíneas.
La aviación representa entre el 2% y el 3% de las emisiones mundiales. Pero la participación de un país en estas emisiones puede ser mayor, según la cantidad de vuelos. Y algunos apuntan a la aviación para reducir sus emisiones totales. Los Países Bajos se comprometieron a reducir sus emisiones de la aviación para igualar los niveles de 2005 para 2030 y luego reducirlas a la mitad para 2050.
Ahora, los funcionarios holandeses acordaron con el aeropuerto limitar el número de vuelos a 460.000 este año hasta septiembre de 2024, una solución temporal para el límite propuesto inicialmente por el gobierno de 440.000. El límite anterior se fijó en 500.000 vuelos por año. Schiphol conecta los Países Bajos con 313 destinos, 123 de ellos intercontinentales.
La medida busca restaurar “el equilibrio entre un aeropuerto internacional que funcione bien, el clima de negocios y los intereses de un entorno de vida mejor y más saludable”, dijo el Ministro de Infraestructura y Gestión del Agua, Mark Harbers, en un comunicado. “Es una noticia difícil para el sector de la aviación”, reconoció.
El aeropuerto de Schiphol está ubicado en un área altamente urbanizada en una de las partes más concurridas de los Países Bajos y tiene algunos efectos negativos para quienes viven en el área. Los residentes están expuestos al ruido de los aviones y han expresado su preocupación por el impacto potencial del aeropuerto en su salud, el medio ambiente y el clima. El aeropuerto ahora está bajo un plan de expansión que terminará este año.
Los grandes actores del aeropuerto, como KLM, Delta y EasyJet, han descrito el nuevo límite como “incomprensible” en un comunicado conjunto. Dijeron que demandarán al gobierno holandés, alegando que pueden reducir la contaminación sin reducir los vuelos. La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) también está apoyando sus acciones legales.
“Las aerolíneas ya han realizado inversiones de miles de millones de euros para cumplir objetivos a corto y largo plazo en línea con sus propias trayectorias de descarbonización, así como con las políticas gubernamentales, mientras que la justificación del gobierno depende de restricciones operativas sin considerar soluciones alternativas viables”, dice el comunicado.
El camino a seguir
La industria de la aviación ha acordado el objetivo de alcanzar emisiones netas de carbono cero para 2050. El año pasado, la Organización de Aviación Civil Internacional de la ONU lideró una negociación con países donde se acordó un conjunto de medidas para reducir las emisiones. Estos incluyen el aumento de tecnologías aeronáuticas innovadoras y un mayor uso de combustibles de aviación sostenibles.
IATA ha dicho que los combustibles de aviación sostenibles pueden reducir las emisiones en un 80%. Están hechos de diferentes fuentes, que van desde desechos agrícolas hasta carbono capturado del aire. Sin embargo, los altos costos de producción y el suministro limitado han frenado su adopción hasta el momento. Se estima que los combustibles de aviación sostenibles representan menos del 0,1% de todo el combustible para aviones que se utiliza en la actualidad.
También se están desarrollando nuevas tecnologías, como aviones eléctricos y de hidrógeno. Se ha estimado que los vuelos de menos de 2500 millas, que representan la mitad de todas las emisiones de CO2 del sector de la aviación, podrían ser electrificados o impulsados por hidrógeno. Airbus, por ejemplo, ya está trabajando en tres tipos de aviones de hidrógeno.
Fuente: ZME Science.