Experimento muestra cómo los láseres pueden ser usados para construir carreteras lunares

Astronáutica

Conducir por la Luna no es, se podría decir, el viaje más seguro posible. No son los baches lo que es un gran problema. Es el polvo fino. Agitadas en el entorno de baja gravedad, las diminutas partículas cargadas cuelgan en el espacio y representan un gran peligro para el intrincado funcionamiento de la maquinaria de la Tierra.

Si algún día los humanos viviéramos en la superficie lunar durante un período prolongado, podríamos convertir esa tierra (o regolito) en caminos lisos y limpios, según ha descubierto una nueva investigación. Todo lo que necesitas es una lente enorme.

“Con el objetivo de consolidar grandes estructuras de regolito lunar, el proyecto ‘PAVER’ de la Agencia Espacial Europea (ESA),que allana el camino para la sinterización de regolito en grandes superficies, estudió si la fusión del regolito con un gran haz de luz enfocado es una solución adecuada tecnología para aplicaciones de pavimentación en la Luna”, escribe un equipo dirigido por el ingeniero Juan‑Carlos Ginés‑Palomares de la Universidad de Aalen en Alemania.

La sinterización es el proceso de crear una masa sólida a partir de pequeñas partículas utilizando presión o calor sin licuar el material.

“Los resultados de este estudio demostraron la viabilidad de esta técnica para fabricar muestras grandes con capacidades de interconexión in situ que pueden fabricarse directamente en la superficie lunar y disponerse para aplicaciones de pavimentación”.

Cuando se trata de planificar una base de operaciones humanas en la Luna, cuantos menos elementos necesitemos transportar desde la Tierra, mejor. Es más fácil decirlo que hacerlo. Después de todo, no hay mucho allí arriba. Hay rocas y polvo, cuya capa superficial se conoce como regolito lunar. Probablemente haya algo de hielo. Y hay muchísimo sol, un ciclo lunar día-noche dura 28 días.

Ginés-Palomares y su equipo querían determinar si los materiales disponibles en la Luna podrían usarse para crear materiales con los que construir carreteras. Postularon que se podría utilizar una lente para enfocar la luz solar de tal manera que cree un haz lo suficientemente caliente como para derretir el polvo lunar, creando baldosas entrelazadas con las que se puede pavimentar una carretera.

Sus experimentos se llevaron a cabo utilizando un polvo fino y gris conocido como EAC-1A. Se trata de un simulante del regolito lunar desarrollado por la ESA, una mezcla de minerales en las mismas proporciones en las que se encuentran en la Luna.

Una de las tejas sinterizadas incrustadas en el simulante de regolito. Jens Günster, BAM.

También utilizaron un láser de CO2, un tipo de láser en el que se descarga una corriente eléctrica a través de dióxido de carbono para producir un haz de luz con un diámetro de 45 milímetros. Enfocaron este haz de luz en el EAC-1A y trazaron patrones en el polvo para derretir formas específicas que podrían encajar una al lado de la otra en un patrón entrelazado. Probaron diferentes potencias de láser para encontrar el calor óptimo para producir baldosas.

Y funcionó. Los investigadores encontraron una potencia del láser consistente con la que se podría lograr con la luz solar en la Luna. Los mosaicos resultantes, dicen, podrían fabricarse en la Luna utilizando polvo lunar y una lente de Fresnel con un área de 2,37 metros cuadrados para enfocar la luz solar disponible allí arriba: un equipo bastante pequeño, considerando todo.

El diseño del mosaico lunar se entrelaza para crear una superficie. Ginés-Palomares et al., Sci. Rep., 2023.

Los investigadores también probaron la resistencia de sus tejas, teniendo en cuenta que los equipos lunares probablemente sean pesados. Descubrieron que el material sinterizado tenía una resistencia comparable a la del hormigón.

Con esto, los exploradores lunares podrían crear baldosas de alrededor de 250 milímetros de ancho para crear caminos pavimentados y plataformas de aterrizaje, y así reducir la cantidad de polvo dañino sobre la superficie lunar, que amenaza con desgastar los equipos y obstruir la maquinaria delicada. El siguiente paso es trabajar en la robustez del material. Aunque era fuerte, era propenso a romperse, lo que podría tener algo que ver con defectos microscópicos que encontraron mediante microscopía y escaneo. La minimización de estos defectos haría que el camino lunar fuera mucho más resistente.

La investigación ha sido publicada en Scientific Reports.

Fuente: Science Alert.

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