Si sientes que las personas que te rodean nunca te han apreciado, el colículo superior lo comprende. Un nuevo estudio sugiere que esta pequeña región del cerebro desempeña un papel mucho más importante en nuestra visión de lo que se pensaba anteriormente.
Y el colículo superior ha estado cumpliendo diligentemente con su deber durante mucho, mucho tiempo, preservado a lo largo de millones de años de evolución. Si bien es relativamente grande en peces y anfibios, es una región pequeña del tamaño de un guisante en el cerebro humano.
Investigadores del Instituto Holandés de Neurociencia querían profundizar en cómo los animales, incluidos los humanos, pueden separar los objetos de su entorno. Esta capacidad siempre ha sido un misterio: se sabe que la corteza visual está implicada, pero en algunos animales esta parte del cerebro está poco desarrollada o no está presente en absoluto.
Según investigaciones anteriores, parecía que el colículo superior también podría estar involucrado. Junto con la corteza visual, recibe información sensorial directa de los ojos, por lo que para examinar más a fondo su función, los investigadores realizaron experimentos en ratones.
“En este estudio desactivamos el colículo superior mediante optogenética para ver qué efecto tendría”, afirma el neurocientífico Alexander Heimel del Instituto Holandés de Neurociencia.
Una vez que se deshabilitó la parte del colículo superior del cerebro, los ratones fueron menos capaces de detectar objetos a su alrededor. Esto sugiere que, junto con la corteza visual, es crucial para interpretar el entorno inmediato.
Utilizando el seguimiento ocular y el registro de señales eléctricas en el cerebro, los investigadores también notaron una mayor actividad dentro del colículo superior cuando los ratones detectaban objetos a su alrededor. Esto se observó tanto para tareas visuales simples como para tareas visuales más complejas.
“Nuestras mediciones también mostraron que la información sobre la tarea visual está presente en el colículo superior, y que esta información está menos presente en el momento en que un ratón comete un error”, dice Heimel.
Desde detectar amigos en la calle hasta detectar depredadores antes de que se acerquen demasiado, la capacidad de distinguir un objeto de su fondo es una parte vital del mecanismo de procesamiento visual en el cerebro, y esta es una nueva y valiosa información sobre cómo funciona. Dicho esto, si bien los cerebros de los ratones y los humanos son bastante similares en varios aspectos clave (incluida la vía paralela que es la corteza visual y el colículo superior), todo esto también debe demostrarse en las personas, antes de sacar conclusiones. Lo que sí sabemos sobre los humanos es que el colículo superior ayuda a dirigir nuestra mirada y que el daño a la corteza visual no significa necesariamente que nuestra capacidad para detectar información visual desaparezca por completo.
“Nuestra investigación muestra que el colículo superior podría ser el responsable de esto y, por lo tanto, podría estar haciendo más de lo que pensábamos”, afirma Heimel.
La investigación ha sido publicada en eLife.
Fuente: Science Alert.