Los fósiles completos de un enorme tiburón que vivió junto a los dinosaurios revelan información crucial sobre este enigmático depredador, incluido el hecho de que es un antiguo pariente del gran tiburón blanco. Los tiburones, del género Ptychodus, fueron descubiertos por primera vez a mediados del siglo XVIII. Las descripciones de este género se basaron en gran medida en sus dientes, que podían medir casi 55 centímetros de largo y 45 cm de ancho, y estaban adaptados para triturar conchas, encontrados en numerosos depósitos marinos que datan del período Cretácico (hace entre 145 y 66 millones de años). Sin la capacidad de examinar un espécimen completamente intacto, los investigadores habían debatido acaloradamente cómo sería la forma del cuerpo del tiburón, hasta ahora.
“El descubrimiento de especímenes completos de Ptychodus es realmente emocionante porque resuelve uno de los enigmas más sorprendentes de la paleontología de vertebrados”, dijo a Live Science el autor principal, Romain Vullo, investigador de Géosciences Rennes, en un correo electrónico.
En un estudio publicado el miércoles 24 de abril en la revista Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, los investigadores describieron fósiles completos del tiburón descubiertos en canteras de piedra caliza en Nuevo León, noreste de México. Su contorno aún se conservaba por completo y la forma de su cuerpo sugiere que cazaba tortugas marinas, lo que podría explicar su extinción hace unos 76 millones de años, cuando competía con otros animales que comían las mismas presas.
Los ejemplares “muestran una conservación exquisita”, pues fueron depositados en una zona tranquila y sin carroñeros, afirmó Vullo. “Los cadáveres de los animales fueron enterrados rápidamente en un suave lodo de cal antes de ser completamente desarticulados”.
El análisis de los fósiles revela que este gran depredador pertenecía al grupo de los tiburones caballa (Lamniformes), que incluye al tiburón blanco (Carcharodon carcharias), al mako y al salmón. Creció hasta unos 10 metros de largo y es conocido por sus enormes dientes rechinantes, que no se parecen a los que vemos hoy en los tiburones.
Se creía ampliamente que Ptychodus se alimentaba de invertebrados del fondo marino, los antiguos parientes de las almejas y los mejillones. Pero los nuevos fósiles desafían eso, revelando que este antiguo tiburón tenía una forma corporal aerodinámica, lo que indica que era un depredador pelágico que nadaba rápidamente. “Los fósiles recién descubiertos en México indican que Ptychodus se parecía al tiburón sardinero viviente”, dijo Vullo, pero con “una dentición rechinante única”.
Esta nueva información ha llevado a los investigadores a creer que se alimentaba de grandes amonitas (un tipo de crustáceo con un caparazón duro) y de tortugas marinas.
“Ptychodus ocupó un nicho ecológico especial en los mares del Cretácico Superior”, dijo Vullo, porque era el único tiburón pelágico que estaba adaptado a comer presas de caparazón duro como las tortugas. Esto puede explicar por qué se extinguió unos 10 millones de años antes del evento de extinción que puso fin al período Cretácico. “Hacia el final del Cretácico, estos grandes tiburones probablemente competían directamente con algunos reptiles marinos (mosasaurios) que buscaban la misma presa”, dijo.
Fuente: Live Science.