Los investigadores han identificado una serie de marcadores sanguíneos que delatan la presencia de la enfermedad de Parkinson hasta siete años antes de que se presenten la mayoría de los síntomas. Si los hallazgos de este pequeño estudio pueden replicarse en poblaciones más grandes, se podría desarrollar un análisis de sangre simple para identificar a las personas en riesgo.
Con alrededor de 10 millones de personas afectadas por el Parkinson en todo el mundo, existe una necesidad urgente de desarrollar mejores tratamientos y estrategias preventivas. Una de las razones por las que esto ha resultado un desafío es nuestra incapacidad para identificar a las personas en riesgo de padecer Parkinson con la suficiente antelación para probar estrategias de mitigación.
Entonces, la bioquímica Jenny Hällqvist de la University College London y sus colegas utilizaron modelos de aprendizaje automático para encontrar ocho proteínas en nuestra sangre que cambian a medida que avanza la enfermedad de Parkinson. Cuando a una persona promedio se le diagnostica Parkinson, ya ha perdido más del 60% de las células productoras de dopamina en una parte de su cerebro conocida como sustancia negra.
Sin embargo, antes de que esta degeneración nerviosa comience a causar síntomas físicos, existe una etapa premotora con impactos más sutiles. Estos incluyen alteraciones del estado de ánimo y alteraciones del sueño, llamado trastorno de conducta del sueño REM (movimiento ocular rápido). Al comparar la sangre de 99 personas con Parkinson recientemente diagnosticado, 72 personas con trastorno de conducta del sueño REM y 26 controles sanos, los investigadores identificaron 23 biomarcadores potenciales.
Luego redujeron estos candidatos a la combinación más confiable de marcadores sanguíneos con la ayuda del modelo de aprendizaje automático. Combinados, los ocho biomarcadores resultantes permitieron a los investigadores predecir qué pacientes con trastornos de conducta del sueño REM desarrollarían la enfermedad de Parkinson con casi un 80% de precisión, mucho antes de que comenzaran a tener síntomas físicos visibles.
Los biomarcadores que identificaron los investigadores son proteínas involucradas en la inflamación, la coagulación sanguínea y las vías bioquímicas del desarrollo celular. Algunos de ellos aumentaron junto con la gravedad de los síntomas y la reducción del rendimiento cognitivo.
Dos de los biomarcadores, HSPA5 y HSPA1L, indican que el órgano celular productor de proteínas llamado retículo endoplásmico se encuentra en una condición de estrés. Anteriormente se había demostrado que la proteína α-sinucleína mal plegada, una característica bien conocida de la enfermedad de Parkinson, estresa el retículo endoplásmico.
“Esta poderosa combinación de múltiples biomarcadores bien seleccionados con bioinformática de aprendizaje automático de última generación nos permitió utilizar un panel de ocho biomarcadores que podrían distinguir la enfermedad de Parkinson temprana de los controles sanos”, concluyen Hällqvist y su equipo.
Si bien las pruebas de líquido cefalorraquídeo ya pueden detectar signos de la enfermedad de Parkinson en una etapa temprana, esto requiere un procedimiento invasivo que no es fácilmente accesible. Por otra parte, un simple análisis de sangre proporcionaría a más personas acceso a un diagnóstico precoz y permitiría un seguimiento repetido a largo plazo.
Pero aunque varios estudios anteriores han intentado realizar análisis de sangre, hisopos cutáneos o pruebas oculares que puedan detectar el Parkinson en sus primeras etapas, hasta ahora ninguno ha llegado a la práctica clínica. Una prueba de este tipo sería increíblemente útil para los investigadores que trabajan en el desarrollo de tratamientos preventivos, con la esperanza de ralentizar la progresión del Parkinson en los pacientes mucho antes de que esta devastadora enfermedad neurodegenerativa se vuelva debilitante.
Esta investigación fue publicada en Nature Communications.
Fuente: Science Alert.