La presión arterial elevada se asocia con un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia. Un nuevo estudio ha descubierto que realizar ejercicio físico relativamente intenso con regularidad podría ayudar a preservar sus facultades.
La investigación fue realizada por un equipo internacional de investigadores utilizando un conjunto de datos existente que cubre a 9.361 adultos estadounidenses. Todos los participantes eran mayores de 50 años y no diabéticos, con hipertensión y un alto riesgo de enfermedad cardiovascular.
“Sabemos que el ejercicio físico ofrece muchos beneficios, incluida la reducción de la presión arterial, la mejora de la salud del corazón y el posible retraso del deterioro cognitivo”, afirma el médico y profesor clínico Richard Kazibwe de la Universidad Wake Forest de Estados Unidos.
“Sin embargo, se desconoce la cantidad y la intensidad del ejercicio necesario para preservar la cognición”.
Para que la actividad se considere vigorosa, su pulso y frecuencia respiratoria deben aumentar significativamente. Un trote cumpliría los criterios, mientras que un paseo tranquilo probablemente no.
Los datos mostraron que realizar al menos una sesión de actividad física intensa (VPA) por semana redujo las posibilidades de deterioro cognitivo, y solo el 8,7% de este grupo desarrolló un deterioro cognitivo leve y probable demencia, en comparación con el 11,7% de los que no hacían tanto ejercicio.
Es alentador que casi 6 de cada 10 participantes del estudio cumplían los criterios de al menos un VPA por semana. Sin embargo, los beneficios protectores del ejercicio no parecen ser tan fuertes una vez que superamos los 75 años.
“Es una buena noticia que un mayor número de adultos mayores realicen ejercicio físico”, afirma Kazibwe. “Esto también sugiere que los adultos mayores que reconocen la importancia del ejercicio pueden estar más inclinados a hacer ejercicio a mayor intensidad”.
Los participantes en el estudio informaron sobre sus rutinas de ejercicio sin ningún tipo de evaluación independiente, y los datos aquí no son suficientes para demostrar un vínculo directo entre la actividad intensa y prevenir el deterioro cognitivo y la demencia. Sin embargo, hemos visto lo suficiente en estudios anteriores para saber que existe un fuerte vínculo entre el ejercicio físico y un menor riesgo de demencia. Tiene sentido que mantener nuestro cuerpo en buena forma ayude a evitar una disminución de las capacidades cerebrales.
También sabemos que el ejercicio también puede ayudar a controlar la presión arterial, por lo que existen muchas razones para mantenerse activo a medida que pasan los años. El equipo detrás de este estudio en particular quiere ver investigaciones futuras que registren el ejercicio con más detalle y que incluyan una gama más amplia de sujetos (incluidos aquellos sin hipertensión), para analizar esta relación más a fondo.
“Si bien este estudio proporciona evidencia de que el ejercicio vigoroso puede preservar la función cognitiva en pacientes con hipertensión de alto riesgo, se necesita más investigación para incluir mediciones de actividad física basadas en dispositivos y poblaciones de participantes más diversas”, dice Kazibwe.
La investigación ha sido publicada en Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association.
Fuente: Science Alert.