Un trío de investigadores, uno zoólogo, otro primatólogo y el tercero profesor de lingüística, del Instituto Jean Nicod, la Universidad Heinrich Heine y la Universidad de Oslo, respectivamente, han descubierto que las hembras de gibón realizan un extraño tipo de baile robótico. En su artículo publicado en el servidor de preimpresión bioRxiv, Camille Coye, Kai Caspar y Pritty Patel-Grosz describen el baile que observaron y teorizan las posibles razones de este comportamiento.
Se ha observado que muchos tipos de animales, desde pájaros hasta arañas e insectos, realizan lo que parece ser un baile. Y una cosa que la mayoría de ellos tienen en común es que el baile lo realizan los machos, generalmente como un medio para atraer a una pareja. En este nuevo estudio, el equipo de investigación ha descubierto que las hembras adultas de gibón a veces bailan sin otro motivo que llamar la atención.
El trabajo del equipo comenzó después de hablar con cuidadores de gibones que habían informado haber observado a algunos de sus animales bailando de formas que no habían visto antes. Intrigados, los investigadores comenzaron a estudiar videos que mostraban a los gibones realizando sus rutinas normales, que, según descubrieron los investigadores, a veces incluían hembras bailando.
Observaron que solo bailaban las hembras y que siempre lo hacían de espaldas al observador. Describen los bailes como espasmódicos y robóticos, pero generalmente rítmicos, con muchos de los elementos clave involucrados en el baile humano.
También observaron que los bailes se realizaban sin un propósito obvio, como atraer a una pareja. Las hembras bailaban tanto para los observadores de gibones machos como hembras y también a veces para otros animales, incluidos los humanos.
Los investigadores también observaron que los bailarines ocasionalmente miraban por encima del hombro mientras bailaban, al observador, para asegurarse de que todavía estaban mirando, y que lo hacían en silencio. El estilo de baile también era consistente entre los individuos, aunque había variaciones en la duración y, a veces, en la complejidad. Y lo hacían hembras de cuatro especies diferentes de gibones. El trío de investigación no pudo identificar el motivo del baile, pero sugiere que puede tener algo que ver con la interacción social o la anticipación de un evento, como la alimentación.
Fuente: Phys.org.