Tragar puede provocar una sensación de bienestar en el cerebro que impulsa a comer

Biología

En un estudio sobre larvas de mosca de la fruta (Drosophila), un equipo internacional de investigadores ha descubierto que la deglución de alimentos está relacionada con la liberación de serotonina, una sustancia química que produce bienestar en el cerebro, lo que ofrece una nueva perspectiva sobre cómo y por qué comen los animales. Si los mismos mecanismos están presentes en los seres humanos, esto podría ser una fascinante perspectiva sobre nuestro propio impulso a consumir alimentos y bebidas.

Los científicos han cartografiado en detalle el sistema nervioso entérico del intestino de la mosca de la fruta y sus hallazgos arrojan nueva luz sobre el acto vital de tragar: un comportamiento que los investigadores describen como “posiblemente la decisión más importante que tiene que tomar un animal”.

“Queríamos obtener una comprensión detallada de cómo el sistema digestivo se comunica con el cerebro cuando consume alimentos”, dice el neurocientífico Michael Pankratz, de la Universidad de Bonn en Alemania.

“Para hacer esto, teníamos que entender qué neuronas están involucradas en este flujo de información y cómo se activan”.

Las neuronas de la mosca de la fruta fueron cartografiadas con gran detalle. Anton Miroschnikow/Universidad de Bonn.

Los investigadores han ido un paso más allá en su estudio: cortaron cuidadosamente una de las larvas en miles de rodajas minúsculas y las fotografiaron con microscopios de alta potencia para mapear las rutas de las neuronas y las conexiones entre ellas.

A partir de estas fotografías se construyó un modelo tridimensional mediante un software informático, lo que llevó al descubrimiento de un mecanismo biológico conocido como receptor de estiramiento, como en el esófago, que conecta la boca con el estómago. El receptor está conectado a seis neuronas específicas en el cerebro de la larva, que reciben información sobre la acción de tragar y, fundamentalmente, sobre lo que se está comiendo. Si se está tragando comida buena, el cerebro bombea una recompensa.

“[Las neuronas] pueden detectar si es comida o no y también evaluar su calidad”, dice el neurocientífico Andreas Schoofs, de la Universidad de Bonn.

“Sólo producen serotonina si se detecta comida de buena calidad, lo que a su vez garantiza que la larva siga comiendo”.

Las moscas de la fruta tienen menos de 200.000 neuronas en total, en comparación con los 100.000 millones que tiene el cerebro humano. Sin embargo, la complejidad de esas miles de células nerviosas significa que pueden actuar como una versión a escala reducida del cuerpo humano, que es más fácil de catalogar y, en este caso, revela un impulsor básico de un proceso que todo animal necesita para sobrevivir.

La siguiente etapa es ver si el mismo mapa de neuronas y liberación de serotonina está presente en otros animales, incluidos los humanos. Tenemos más similitudes biológicas con las moscas de la fruta de lo que se podría pensar, pero se requerirá mucha ampliación en este enfoque para saber si este factor de bienestar al comer es uno de ellos.

“No sabemos lo suficiente en esta etapa sobre cómo funciona realmente el circuito de control en los humanos”, dice Pankratz. “Todavía se requieren años de investigación en esta área”.

La investigación se publicó en Current Biology.

Fuente: Science Alert.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *