Según dos nuevos estudios, aprovechar la inmunidad “yin y yang” de un paciente con cáncer podría ayudar a aumentar sus posibilidades de supervivencia. Todo se reduce a un tipo de respuesta inmunitaria que se pasa por alto.
La inmunoterapia es un tratamiento emergente para el cáncer que se basa en modificar las defensas del propio paciente para que sean más eficaces a la hora de luchar contra sus propias células traidoras. Por muy prometedora que sea esta táctica, su eficacia no está garantizada.
Al investigar por qué algunos pacientes entran en remisión a largo plazo con esta forma de tratamiento mientras que otros sufren una recaída, los científicos descubrieron que los casos más exitosos mostraban signos de una segunda respuesta inmunitaria. Curiosamente, antes se pensaba que este tipo de respuesta inmunitaria hacía lo contrario, ayudando al crecimiento del cáncer.
En un estudio de seguimiento, los investigadores compararon la inmunoterapia contra el cáncer en ratones, utilizando respuestas inmunitarias simples o dobles. Y, efectivamente, el 86%de los ratones que recibieron el tratamiento combinado se curaron de sus cánceres, mientras que ninguno de los ratones con respuesta única sobrevivió más de unas pocas semanas.
Mejor aún, los ratones curados a los que se les administraron nuevos tumores 70 días después del tratamiento también los combatieron con éxito. El estudio podría conducir a nuevas inmunoterapias contra el cáncer más efectivas para los humanos.
Nuestro sistema inmunológico es un arma poderosa contra el cáncer, pero lamentablemente la enfermedad no siempre juega limpio. La inmunoterapia está diseñada para recuperar la ventaja, eliminando las células T de un paciente, sobrealimentándolas con receptores de antígenos quiméricos (CAR) para atacar mejor su cáncer específico y luego devolviéndolas al cuerpo. Esto se llama terapia de células CAR-T.
En general, este tipo de inmunoterapia funciona mejor contra la leucemia y otros cánceres llamados líquidos. Sin embargo, aproximadamente la mitad de los pacientes con leucemia linfocítica aguda (LLA) recaen dentro del año posterior al tratamiento.
Un equipo dirigido por investigadores de la EPFL quería saber si había algo especial en las células inmunes de los pacientes que permanecieron en remisión durante al menos ocho años después del tratamiento. Examinaron datos extensos de los dos primeros ensayos clínicos que probaron la terapia con células CAR-T contra la leucemia linfoblástica aguda, creando un atlas genético de casi 700.000 células CAR-T de 82 pacientes para descubrir un patrón inesperado exclusivo de aquellos en remisión a largo plazo.
El sistema inmunológico utiliza unos pocos tipos de respuestas para combatir los patógenos. El tipo 1 normalmente se dirige a amenazas intracelulares, como bacterias, virus y cánceres, lo que lo convierte en la herramienta principal para la inmunoterapia contra el cáncer.
Pero estos sobrevivientes tenían marcadores asociados con una respuesta inmune de tipo 2, que generalmente se dirige a amenazas más grandes como gusanos parásitos. Se presume que una respuesta inmune de tipo 2 no solo es irrelevante para combatir el cáncer, sino que incluso puede ayudar a que la enfermedad avance.
Sin embargo, ahora parecía haber una correlación estadísticamente significativa entre la remisión a largo plazo y los factores inmunológicos de tipo 2. Por intrigante que sea este estudio, los investigadores enfatizan que solo identificaron una correlación, no una causalidad.
Mientras tanto, un segundo estudio profundizó en el posible mecanismo en juego. En esta ocasión, el equipo realizó inmunoterapia con células CAR-T en ratones con adenocarcinoma de colon, utilizando el tipo 1 solo o una combinación de tipos 1 y 2. El último grupo tenía versiones modificadas de proteínas inmunitarias de tipo 2 que duraban más.
Los resultados reflejaron el primer estudio. De los ratones que recibieron el doble golpe, el 86% se curó, mientras que ninguno de los ratones de tipo 1 sobrevivió a sus cánceres. Es importante destacar que estos ratones tenían tumores sólidos, que normalmente no responden bien a la inmunoterapia.
En una inspección más detallada, las proteínas inmunitarias modificadas parecían estar impulsando una vía metabólica conocida como glucólisis. Esto proporciona a las células T una especie de impulso de energía, que puede ayudarlas a superar el agotamiento y continuar la lucha contra el cáncer.
“Nuestros resultados muestran que la inmunidad de tipo 1 y tipo 2 se puede pensar en términos de sinergia, como el yin y el yang”, dice Li Tang, coautor de los estudios.
“Nuestro estudio no solo arroja luz sobre la sinergia entre estos dos tipos de respuesta inmunitaria, sino que también revela una estrategia innovadora para avanzar en la inmunoterapia contra el cáncer de próxima generación mediante la integración de factores inmunitarios de tipo 2”.
Ambos estudios fueron publicados en la revista Nature.
Fuente: Science Alert.