En las polvorientas ciudades-estado de la antigua Mesopotamia, mucho antes de la aparición del lenguaje escrito, unos misteriosos símbolos grabados en cilindros de piedra contaban historias de comercio, propiedad y gobierno. Hoy, estas huellas, impresas en tablillas de arcilla hace más de 5.000 años, pueden revelar los secretos que se esconden tras el nacimiento de la escritura.
Un equipo de la Universidad de Bolonia ha descubierto vínculos sorprendentes entre los diseños grabados de estos antiguos sellos cilíndricos y el primer sistema de escritura del mundo, el protocuneiforme. Sus hallazgos ofrecen una visión tentadora de cómo las imágenes simbólicas utilizadas en estos sellos sentaron las bases para una de las invenciones más profundas de la humanidad: la palabra escrita.
“La invención de la escritura marca la transición entre la prehistoria y la historia, y los hallazgos de este estudio salvan esta brecha al ilustrar cómo algunas imágenes prehistóricas tardías se incorporaron a uno de los primeros sistemas de escritura inventados”, dijo Silvia Ferrara, profesora del Departamento de Filología Clásica y Estudios Italianos de la Universidad de Bolonia e investigadora principal.
Un puente entre la prehistoria y la historia
El protocuneiforme, precursor de la escritura cuneiforme plenamente desarrollada, surgió en la ciudad de Uruk alrededor del año 3000 a. C., en lo que hoy es el sur de Irak. El sistema comprendía cientos de signos pictográficos, pero más de la mitad siguen sin descifrarse. Durante décadas, los investigadores han luchado por reconstruir el significado de estos símbolos. Ahora, el equipo de la Universidad de Bolonia cree que la respuesta está en los sellos cilíndricos que precedieron al protocuneiforme por siglos.
Estos sellos pueden representar la “Piedra Rosetta” que hemos estado buscando para decodificar estos símbolos no descifrados. En el proceso, los científicos pueden obtener información sobre el salto del simbolismo anterior a la escritura a la escritura formal, un gran paso adelante en la evolución de las tecnologías cognitivas humanas.
Los sellos, generalmente hechos de piedra, estaban grabados con imágenes detalladas que iban desde animales hasta textiles. Y se usaban para estampar patrones en tablillas de arcilla. Los investigadores reconocen desde hace mucho tiempo el papel de los sellos en la cultura mesopotámica temprana, principalmente para registrar transacciones y propiedades. Sin embargo, recién hace poco salió a la luz la conexión entre estos pictogramas y la escritura protocuneiforme.
El largo camino hacia el desciframiento
Cuando Ferrara y sus colegas, Kathryn Kelley y Mattia Cartolano, comenzaron su investigación, su objetivo era descubrir si los diseños específicos de los sellos influían directamente en las formas de los signos protocuneiformes.
“Esta fue nuestra pregunta inicial: ¿las imágenes de los sellos contribuyeron significativamente a la invención de los signos en la primera escritura en la región?”, dijo Ferrara.
Al comparar sistemáticamente miles de impresiones de sellos con los símbolos encontrados en las tablillas protocuneiformes, encontraron evidencia de un vínculo directo.
“Nos centramos en las imágenes de los sellos del período prealfabetizado y rastreamos su desarrollo hasta la fase protoalfabetizada”, dijo Kelley. “Esto nos permitió identificar diseños asociados con productos como textiles y cerámica, que luego evolucionaron hasta convertirse en signos protocuneiformes”.
Por ejemplo, un patrón de tela con flecos encontrado en varios sellos apareció en textos protocuneiformes posteriores, simbolizando el transporte de mercancías. Se encontró un significado transicional similar con símbolos que representaban cerámica, lo que destaca cómo el comercio cotidiano influyó en la escritura más temprana.
Estos hallazgos sugieren que la escritura en Mesopotamia no fue el producto de un único avance, sino un proceso gradual y descentralizado que involucró a muchas personas en una amplia área geográfica. “La invención de la escritura fue, de hecho, mucho más distribuida de lo que pensamos”, señaló Ferrara en una entrevista con New Scientist. No fue solo una creación de arriba hacia abajo por parte de las élites de Uruk, sino que involucró a administradores y comerciantes de toda la región.
La evolución de la escritura primitiva
El protocuneiforme representa en sí mismo una forma de escritura primitiva, lo que significa que carecía de la complejidad gramatical de los sistemas de escritura completos. Se utilizaba principalmente para asuntos de estado y propósitos contables, como registrar la cantidad de trigo o el número de ovejas que se comercializaban. La escritura en esa época no era para contar historias, sino para organizar materiales, bienes y personas.
Sin embargo, el protocuneiforme sentó las bases de la escritura verdadera, que luego surgiría en la escritura cuneiforme completa. Este sistema, que data de alrededor del 3200 a. C., permitió registros más complejos, incluido el Código de Ur-Nammu (c. 2100-2050 a. C.), el código legal más antiguo conocido que sobrevive en la actualidad.
Si bien los hallazgos de los investigadores son innovadores, reconocen que gran parte del protocuneiforme sigue siendo un misterio. Más de la mitad de los símbolos conocidos aún no se han descifrado, y el equipo de Ferrara cree que el estudio continuo de los sellos cilíndricos podría ayudar a descifrar el significado de más signos en el futuro.
Las implicaciones de estos hallazgos van más allá de la arqueología. Al reconstruir el rompecabezas de la escritura protocuneiforme, los investigadores no solo descifran el pasado, sino que también mejoran nuestra comprensión de cómo los humanos organizan sociedades complejas. En este caso, la escritura parece haber comenzado como una herramienta para gestionar bienes y transacciones, un sistema que eventualmente florecería en la rica literatura narrativa de las civilizaciones antiguas.
Los hallazgos aparecieron en la revista Antiquity.
Fuente: ZME Science.