La tormenta solar más violenta jamás detectada impactó a la Tierra en el 12350 a. C.

Astronomía

Un enorme evento cósmico ocurrido hace unos 14.300 años fue tan poderoso que dejó una marca perceptible en nuestro planeta. En los troncos parcialmente fosilizados de árboles antiguos y en núcleos excavados de hielo milenario, los científicos han encontrado evidencia que sugiere que algún tipo de evento espacial masivo tuvo lugar alrededor de 12.350 a. C.

Un nuevo trabajo, que utiliza un modelo de clima-química especialmente desarrollado, llamado SOCOL:14C-Ex, lo confirma. El culpable de la enorme afluencia de partículas durante ese periodo fue un gigantesco evento solar que azotó la Tierra con partículas en la mayor tormenta geomagnética registrada.

“En comparación con el mayor evento de la era satelital moderna —la tormenta de partículas de 2005—, el antiguo evento de 12350 a. C. fue más de 500 veces más intenso, según nuestras estimaciones”, afirma la física espacial Kseniia Golubenko de la Universidad de Oulu en Finlandia.

Una tormenta geomagnética es un evento generalmente asociado con una eyección de masa coronal, una enorme expulsión de miles de millones de toneladas de plasma, enredadas con un campo magnético, del Sol. Cuando este flujo de partículas impacta contra la Tierra, pueden ocurrir todo tipo de situaciones disparatadas.

Las auroras australes y boreales son las manifestaciones más conocidas de una tormenta geomagnética, pero estas perturbaciones pueden resultar peligrosas al combinarse con nuestra tecnología. El ejemplo más famoso es el Evento Carrington de septiembre de 1859, en el que corrientes atmosféricas recorrieron la superficie terrestre, destruyendo los sistemas telegráficos de todo el mundo y provocando incendios y caos. Otra gran tormenta geomagnética en 1989 provocó múltiples fallos e interrupciones en la red eléctrica.

Un gráfico que muestra una erupción solar dirigida hacia la Tierra. NASA.

Sabemos que el Sol es capaz de erupciones mucho mayores. Sin embargo, dado que los registros humanos de tormentas solares son, en el mejor de los casos, fragmentarios, resulta difícil estimar la intensidad de una tormenta geomagnética.

Sin embargo, una peculiaridad de las tormentas geomagnéticas es que aumentan temporalmente la cantidad de carbono-14 radiactivo que cae constantemente sobre la Tierra. Este radiocarbono se produce en la atmósfera superior cuando partículas cósmicas, como las expulsadas por el Sol, interactúan con partículas atmosféricas.

El carbono-14 se incorpora a organismos como árboles y animales, y dado que se desintegra a un ritmo conocido, los científicos pueden usarlo para determinar cuándo vivieron estos organismos. Aquí es donde la cosa se pone interesante: un aumento considerable de carbono-14 en un anillo de árbol puede utilizarse no solo para detectar, sino también para precisar la fecha de una tormenta geomagnética.

Esto es lo que hicieron los investigadores para identificar una posible tormenta geomagnética gigante hace 14.000 años, como se explica en un artículo de 2023. Otros eventos similares se han rastreado alrededor de 994 d. C., 660 a. C., 5259 a. C. y 7176 a. C., siendo el más reciente (y el más grande conocido anteriormente) el de 774 d. C. Sin embargo, el evento de 12.350 a. C. es diferente de los demás, por lo que el equipo necesitaba diseñar un modelo para comprenderlo mejor.

“El antiguo evento de 12.350 a. C. es el único evento extremo de partículas solares conocido fuera del Holoceno, los últimos ~12 000 años de clima cálido estable”, afirma Golubenko. “Nuestro nuevo modelo elimina la limitación existente al Holoceno y amplía nuestra capacidad para analizar datos de radiocarbono incluso en condiciones climáticas glaciales”.

Los investigadores probaron su modelo en el evento del año 774 d. C. y, una vez obtenidos resultados precisos, lo utilizaron para analizar los datos del año 12 350 a. C. Esto les permitió determinar la fuerza, el momento y el impacto terrestre de la tormenta, confirmando que fue la mayor tormenta de partículas solares conocida.

“Este evento plantea un nuevo escenario desfavorable”, afirma Golubenko. “Comprender su magnitud es crucial para evaluar los riesgos que representan futuras tormentas solares para infraestructuras modernas como satélites, redes eléctricas y sistemas de comunicación”.

La investigación ha sido publicada en Earth and Planetary Science Letters.

Fuente: Science Alert.

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