Los guacamayos aprenden observando las interacciones de otros, algo que creíamos exclusivo de los humanos

Biología

Una de las maneras más efectivas de aprender es mediante la imitación de terceros, donde observamos y luego copiamos las acciones y comportamientos de otros. Hasta hace poco, se creía que esto era un rasgo exclusivo de los humanos, pero un nuevo estudio publicado en Scientific Reports revela que los guacamayos también poseen esta capacidad.

Ya se sabe que la imitación de segunda persona existe en el reino animal. Los loros son famosos por su capacidad para imitar el habla y las acciones humanas, y primates como los chimpancés han aprendido a abrir una caja de rompecabezas observando a un demostrador humano. Pero la imitación de tercera persona es diferente, ya que implica aprender observando la interacción de dos o más individuos, en lugar de mediante instrucción directa.

Los científicos eligieron a los guacamayos barbazules para este estudio porque viven en grupos sociales complejos en la naturaleza, donde necesitan aprender nuevos comportamientos para integrarse rápidamente. Los loros, al igual que los guacamayos, también son muy inteligentes y pueden hacer cosas como copiar sonidos y fabricar herramientas.

Para determinar si los guacamayos podían aprender mediante la imitación de terceros, los investigadores trabajaron con dos grupos de guacamayos, realizando más de 4.600 ensayos. En el grupo de prueba, estas aves observaron a otro guacamayo realizar una de cinco acciones objetivo diferentes en respuesta a las señales manuales de un humano. Estas acciones incluían erizar las plumas, girar el cuerpo, vocalizar, levantar una pata o batir las alas. En el grupo de control, los guacamayos recibieron las mismas señales manuales sin haber visto nunca a otra ave realizarlas.

Los resultados fueron claros. El grupo de prueba aprendió más acciones que el grupo de control, lo que significa que las interacciones entre el guacamayo y el experimentador humano les ayudaron a aprender comportamientos específicos. Además, aprendieron estas acciones más rápido y las realizaron con mayor precisión que el grupo de control. Los autores del estudio sugieren que esta capacidad de aprender mediante la observación pasiva de dos o más individuos ayuda a los guacamayos a adaptarse a nuevas situaciones sociales e incluso podría contribuir a sus propias tradiciones culturales.

“Nuestros hallazgos muestran que la imitación de terceros, incluso para acciones intransitivas, existe fuera de los humanos, lo que permite una rápida adaptación a comportamientos específicos del grupo y posiblemente a convenciones culturales en los loros“, señalan los investigadores.

¿Una habilidad generalizada?

La investigación demuestra que los guacamayos no son solo imitadores inteligentes. También podrían tener vidas sociales y normas culturales complejas, similares a las de los humanos.

Si bien esta fue la primera vez que se observó la imitación de terceros en una especie no domesticada, podría estar más extendida en el reino animal. Investigaciones futuras podrían incluir grupos más grandes de animales y otras especies, así como evaluar más comportamientos.

Fuente: Phys.org.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *