¿Cómo las glándulas venenosas ayudaron a los sapos modernos a conquistar el mundo?

Biología

Los sapos modernos (Bufonidae) se encuentran entre los anfibios más exitosos del planeta, un grupo diverso de más de 600 especies que se encuentran en todos los continentes a excepción de la Antártida. Pero ¿cómo conquistaron el mundo? Un equipo internacional de investigadores se propuso encontrar la respuesta y descubrió que el éxito global de los sapos se debía a sus glándulas tóxicas y a su cronología geológica.

Los sapos modernos son un tipo de rana con un cuerpo robusto y rechoncho, patas relativamente cortas, boca sin dientes y una piel gruesa, seca y verrugosa. Una de sus características más distintivas es una gran glándula detrás de cada ojo que secreta un veneno para ahuyentar a los depredadores. Son originarios de Sudamérica y se encuentran en diversos hábitats, como desiertos y selvas tropicales.

Para descubrir cómo llegaron desde Sudamérica a casi todos los demás continentes, los científicos analizaron muestras frescas de ADN de 124 especies de África, Asia, Europa, Sudamérica, Norteamérica y Oceanía. Las combinaron con datos genéticos existentes de cientos de otras especies. Utilizando potentes modelos informáticos para procesar la información genética, rastrearon la expansión geológica de los sapos a lo largo de millones de años, identificando cuándo evolucionaron características de supervivencia como sus glándulas venenosas y cuándo se ramificaron para formar nuevas especies. El trabajo se publica en la revista Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences.

Cruzando continentes

El equipo confirmó que los sapos modernos se originaron en América del Sur hace unos 61 millones de años, tan solo unos pocos millones de años después de la extinción de los dinosaurios. Desde allí, probablemente cruzaron el océano Atlántico hacia África. Esto fue sorprendente, ya que no son buenos nadadores ni pueden beber agua salada. Las teorías predominantes sugieren que habrían tomado una ruta más fácil y viajado hacia el norte a través de América Central y del Norte para llegar a Asia. Se desconoce cómo atravesaron el océano, pero podría haber sido sobre esteras flotantes de vegetación.

La investigación también reveló que, poco después de dispersarse fuera de Sudamérica, se produjo un drástico aumento en el número de nuevas especies de sapos. Este éxito se debió a una característica evolutiva clave. El equipo descubrió que el desarrollo de las glándulas parótidas venenosas se produjo aproximadamente al mismo tiempo que abandonaban el continente. Esta potente defensa contra posibles depredadores fue una razón clave de su éxito global, demostrando cómo los animales con limitaciones biológicas pueden superar obstáculos aparentemente enormes.

“Nuestros resultados resaltan la necesidad de considerar seriamente los corredores oceánicos y antárticos al reconstruir la biogeografía de los anfibios y demuestran que, en condiciones climáticas y geológicas favorables, incluso grupos fisiológicamente limitados como los anfibios pueden superar formidables barreras geográficas”, escribieron los científicos en su artículo.

Fuente: Phys.org.

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