Dúo dinámico de bacterias podría transformar el polvo marciano en material de construcción para colonos humanos

Astronáutica

Desde los primeros pasos de la humanidad en la Luna, la aspiración de extender la civilización humana más allá de la Tierra ha sido un objetivo central de las agencias espaciales internacionales, con el objetivo de establecer asentamientos extraterrestres a largo plazo. Entre los cuerpos celestes a nuestro alcance, Marte se considera nuestro próximo hogar.

El planeta rojo, con sus paisajes desolados y sus fascinantes similitudes con la Tierra, se perfila como la frontera de la exploración y el asentamiento humanos. Pero establecer una presencia permanente en Marte sigue siendo uno de los sueños más audaces de la humanidad y el mayor desafío científico y de ingeniería.

El planeta rojo, antaño envuelto en una densa atmósfera, ha sufrido una transformación drástica a lo largo de miles de millones de años. Su manto protector desapareció, dejando tras de sí un entorno casi irreconocible para la vida terrestre.

Hoy en día, su aire es extremadamente fino y rico en dióxido de carbono, la presión es inferior al 1% de la terrestre y las temperaturas oscilan drásticamente, desde unos gélidos -90°C hasta unos suaves 26°C. Si a esto le sumamos la constante radiación cósmica y la ausencia de aire respirable, queda claro: crear refugio en Marte es mucho más que construir muros. Se trata de crear un santuario que sustente la vida y resista a un mundo alienígena.

Transportar materiales de construcción desde la Tierra es prohibitivamente caro y poco práctico ¿La solución? Aprender a construir con lo que Marte ofrece. La utilización de recursos in situ (ISRU), que aprovecha los materiales locales, es clave para lograr una presencia humana sostenible en Marte.

Dado que las muestras recogidas por el rover Perseverance de la NASA en el cráter Jezero, un antiguo lecho fluvial marciano, podrían contener rastros de vida primigenia, nos invita a soñar más allá del descubrimiento. ¿Podrían las mismas huellas microbianas que alguna vez prosperaron en Marte ayudarnos a construir sobre él?

De la Tierra a Marte

Érase una vez, la vida en la Tierra comenzó con humildes microorganismos en charcas y mares poco profundos. Estos ingenieros silenciosos transformaron la Tierra, desde llenar los cielos de oxígeno hasta construir arrecifes de coral resistentes que perduran hasta nuestros días. Ahora, mientras la humanidad mira hacia el cielo, estos pequeños creadores podrían tener la clave para transformar un mundo árido en un hogar vibrante.

Una investigación publicada en Frontiers in Microbiology abre un camino audaz, inspirándose en la Madre Naturaleza. En un esfuerzo interdisciplinario internacional, investigadores se unieron para aprovechar una maravilla natural: la biomineralización.

Este fenómeno, que se produce cuando los microorganismos (bacterias, hongos y microalgas) producen minerales como parte de su metabolismo, ha moldeado los paisajes de la Tierra durante miles de millones de años. Estos microorganismos, que prosperan no solo en aguas conocidas, sino también en entornos extremos como lagos ácidos, suelos volcánicos y cuevas profundas, podrían revelar la versatilidad necesaria para la adaptación marciana.

Guiada por datos obtenidos por los exploradores de Marte sobre la composición del suelo marciano (regolito), la investigación explora múltiples vías de mineralización microbiana para descubrir cuáles pueden forjar materiales de construcción resistentes para los hábitats de Marte sin representar un riesgo de contaminación interplanetaria. Entre ellas, la biocementación, que utiliza microorganismos para generar materiales naturales similares al cemento, como el carbonato de calcio a temperatura ambiente, brilla como la más prometedora.

Fuente: Phys.org.

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