La gente que consume mucha comida rápida procesada industrialmente es más propensa a exhibir un cambio en sus cromosomas relacionado con el envejecimiento, de acuerdo a una investigación presentada el martes en una conferencia médica en línea.
Tres o más porciones al día de comida rápida y procesada doblan el número de lazos que atan el ADN y las proteínas llamas telómeros, que se encuentran al final de los cromosomas, serán más cortas comparadas con los que rara vez consumen este tipo de comidas, según reportaron científicos en la Conferencia Europea e Internacional de Obesidad.
Los telómeros cortos son un marcador del envejecimiento biológico a nivel celular, y el estudio sugiere que la dieta es un factor que hace que las células envejezcan más rápido.
Si bien la correlación es fuerte, la relación causal entre comer alimentos altamente procesados y la disminución de los telómeros sigue siendo especulativa, advirtieron los autores.
Cada célula humana tiene 23 pares de cromosomas que contienen nuestro código genético.
Los telómeros no contienen información genética, pero son vitales para preservar la estabilidad e integridad de los cromosomas y, por extensión, el ADN del que dependen todas las células de nuestro cuerpo para funcionar. A medida que envejecemos, nuestros telómeros se acortan de forma natural porque cada vez que una célula se divide, parte del telómero se pierde. Esa reducción en la longitud ha sido reconocida durante mucho tiempo como un marcador de la edad biológica.
Los científicos dirigidos por las profesoras Maria Bes-Rastrollo y Amelia Marti, ambas de la Universidad de Navarra en España, querían explorar una supuesta conexión entre el consumo regular de comida chatarra altamente procesada y la reducción de los telómeros.
No es comida real
Estudios anteriores habían señalado un posible vínculo con bebidas endulzadas con azúcar, carnes procesadas y otros alimentos cargados de grasas saturadas y azúcar, pero los hallazgos no fueron concluyentes.
Los alimentos ultraprocesados son sustancias fabricadas industrialmente compuestas por una mezcla de aceites, grasas, azúcares, almidón y proteínas que contienen poco o ningún alimento integral o natural. A menudo incluyen aromatizantes, colorantes, emulsionantes, conservantes y otros aditivos artificiales que aumentan la vida útil y los márgenes de beneficio.
Sin embargo, estas mismas propiedades también significan que dichos alimentos son nutricionalmente pobres en comparación con las alternativas menos procesadas, dijeron los investigadores.
Estudios anteriores han mostrado fuertes correlaciones entre los alimentos ultraprocesados y la hipertensión, la obesidad, la depresión, la diabetes tipo 2 y algunas formas de cáncer.
Estas afecciones a menudo están relacionadas con la edad en la medida en que están relacionadas con el estrés oxidativo y la inflamación que se sabe que influyen en la longitud de los telómeros.
Marti y sus colegas analizaron los datos de salud de casi 900 personas de 55 años o más que proporcionaron muestras de ADN en 2008 y proporcionaron datos detallados sobre sus hábitos alimenticios cada dos años a partir de entonces. Los 645 hombres y 241 mujeres se dividieron por igual en cuatro grupos, dependiendo de su consumo de alimentos ultraprocesados.
Aquellos en el grupo de alto consumo eran más propensos a tener antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares, diabetes y grasas en sangre anormales. También consumieron menos alimentos asociados con la dieta mediterránea: fibra, aceite de oliva, frutas, verduras y nueces.
En comparación con el grupo que comió la menor cantidad de alimentos ultraprocesados, los otros tres mostraron una mayor probabilidad (29, 40 y 82%, respectivamente) de tener telómeros más cortos.
Fuente: American Journal of Clinical Nutrition a través de Science Alert.