La vida alienígena puede estar viajando en meteoritos para colonizar el cosmos, sugiere estudio

Astronomía

Si la vida es capaz de propagarse de un planeta a otro (concepto conocido como “panspermia”), entonces podríamos detectarla, incluso si no sabemos lo que estamos buscando, sugiere una nueva investigación. Los astrónomos están a la caza de vida más allá de la Tierra. Si bien hay varios lugares prometedores dentro del sistema solar, la gran abundancia de exoplanetas significa que es más probable que encontremos vida en un planeta que orbita otra estrella. Según la NASA, hasta la fecha hay más de 5.000 exoplanetas confirmados, y ese número siempre está aumentando.

Pero estas búsquedas de vida extraterrestre enfrentan actualmente un obstáculo importante: no sabemos exactamente qué estamos buscando. Sólo conocemos un tipo de planeta que es definitivamente capaz de albergar vida, y sólo conocemos un tipo de vida: es decir, la Tierra y la vida basada en el carbono que se encuentra aquí. Pero la vida puede, dicen los astrónomos, adoptar una asombrosa cantidad de formas en toda la galaxia. Si bien podemos tener mucha suerte y encontrar una réplica exacta de la Tierra con exactamente el mismo tipo de vida, es más probable que nos enfrentemos a situaciones confusas, poco claras y matizadas que tardarán muchos años en desentrañarse.

Un par de astrónomos propusieron recientemente una alternativa a este enfoque, centrándose menos en cómo sería la vida y más en lo que haría la vida. En concreto, proponen una estrategia de detección basada en el concepto de panspermia, la idea de que la vida puede comenzar en un planeta y extenderse a otros viajando en meteoritos.

Si bien la panspermia se encuentra fuera de la corriente principal de la investigación científica, tampoco es una pseudociencia absoluta. Se han encontrado meteoritos marcianos en la Tierra y los científicos se sorprenden habitualmente por la resistencia de las criaturas vivientes y los entornos extremos en los que pueden sobrevivir.

Una de las características clave de cualquier tipo de vida es su capacidad para cambiar el equilibrio natural de un planeta. En la Tierra, por ejemplo, tenemos mucho más oxígeno en nuestra atmósfera del que tendríamos si no hubiera vida presente, y los observadores distantes notarían mucho más verde en nuestras masas terrestres que de otra manera.

No sabemos exactamente qué propiedades de un exoplaneta cambiaría esa vida extraterrestre, pero, si esa vida es capaz de tener panspermia, entonces intentaría realizar esos mismos cambios en cada planeta con el que se encontrara a medida que se extendiera de un mundo a otro. A veces fracasaría, si las condiciones no fueran las adecuadas para permitir que la vida prosperara, pero otras veces tendría éxito, haciendo que el nuevo planeta fuera similar a su mundo original. Entonces ese nuevo planeta serviría como punto de partida para una nueva ronda de panspermia.

En su nuevo estudio, los investigadores idearon una prueba estadística en la que, si medimos suficientes propiedades de suficientes planetas, entonces podemos identificar potencialmente un grupo de planetas cercanos que comparten características similares. Dado que estos planetas, cada uno de los cuales orbita alrededor de una estrella distante, no tendrían ninguna otra razón para ser similares entre sí, este cúmulo se destacaría del conjunto de todos los exoplanetas. Un descubrimiento así no sería una prueba irrefutable para identificar vida, pero sería una pista importante de que algo extraño estaba sucediendo en esos planetas y que la causa podría ser la vida propagándose entre las estrellas.

Los investigadores reconocieron que su trabajo tiene limitaciones. En primer lugar, se supone que la panspermia es posible, lo cual es una hipótesis no comprobada. En segundo lugar, su técnica sólo funciona si podemos recopilar suficientes datos sobre una gran cantidad de exoplanetas. Pero la ventaja de su técnica es que es “agnóstica”, lo que significa que puede identificar una firma potencial de vida sin mayores suposiciones sobre cómo funciona esa vida. La investigación del equipo se publicó en marzo en la base de datos preimpresa arXiv y aún no ha sido revisada por pares.

Fuente: Live Science.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *