Los arqueólogos han descubierto lo que podría ser el queso más antiguo jamás encontrado (de hace 3.200 años) en la tumba de un alcalde egipcio. Pero esta antigua delicia láctea tiene un giro mortal.
El queso, encontrado en la tumba de Ptahmes, alcalde de Menfis en el antiguo Egipto, fue descubierto durante una excavación que comenzó hace más de una década. Arqueólogos de la Universidad de Catania y la Universidad de El Cairo en Egipto encontraron una misteriosa sustancia blanca dentro de un frasco roto. Inicialmente, sospecharon que podría ser un alimento antiguo debido a la cubierta de tela de lona del frasco.
Un análisis proteómico posterior publicado en un nuevo estudio el mes pasado reveló que la sustancia era de hecho un producto lácteo, elaborado a partir de una mezcla de leche de oveja, cabra y vaca. Los investigadores concluyeron que el queso probablemente era untable y altamente perecedero, similar al chevre moderno pero más ácido. Sin embargo, no fue solo queso lo que encontraron. Dentro de este emocionante descubrimiento de alimentos antiguos, había evidencia de bacterias potencialmente dañinas.
Un hallazgo emocionante
El análisis proteómico empleado por los investigadores de la Universidad de Pekín en China les permitió identificar péptidos específicos dentro de la muestra antigua. Estos péptidos apuntaron a la presencia de proteínas de leche de ovejas o cabras y vacas. Los hallazgos indican que el queso probablemente era una mezcla de diferentes tipos de leche, lo que podría sugerir una cultura lechera compleja en el antiguo Egipto.
Anteriormente, los científicos rastrearon las proteínas de la leche en el sarro dental de un individuo de 3.200 años, lo que demuestra que se consumían productos lácteos en esa época. Y, además, también se recuperaron proteínas de suero y cuajada. Esto indicó que la gente no solo bebía la leche, sino que también podía haberla preparado para hacer queso. La evidencia directa más antigua de la fabricación de queso se remonta al 5500 a. C. en Kujawy, Polonia.
Sin embargo, el descubrimiento en Menfis es el residuo sólido arqueológico de queso más antiguo jamás identificado. La tumba está ubicada en la necrópolis de Saqqara, cerca de El Cairo. Después de ser desenterrada por primera vez en 1885, la tumba se perdió en arenas movedizas hasta que fue redescubierta en 2010.
“El material analizado es probablemente el residuo sólido arqueológico de queso más antiguo jamás encontrado hasta la fecha”, dijo el Dr. Enrico Greco, de la Universidad de Catania.
“Sabemos que estaba hecho principalmente de leche de oveja y cabra, pero para mí es realmente difícil imaginar un sabor específico”, agregó.
Un oscuro secreto
Un hallazgo más alarmante atenuó la emoción de este descubrimiento. El queso contenía rastros de Brucella melitensis, una bacteria responsable de la brucelosis. Esta enfermedad puede causar síntomas graves, incluyendo fiebre, artritis y fatiga. La presencia de este patógeno subraya los peligros potenciales que pueden albergar los alimentos antiguos, un recordatorio aleccionador de los peligros de las prácticas culinarias históricas cuando la gente no tenía noción de los microbios.
La brucelosis es una enfermedad que todavía afecta a muchas partes del mundo en la actualidad. Su presencia en este antiguo queso proporciona la evidencia biomolecular directa más temprana de la enfermedad durante el período faraónico. Anteriormente, solo se habían identificado signos indirectos de brucelosis en restos arqueológicos egipcios.
Si bien la identificación de Brucella melitensis en la muestra de queso es convincente, los investigadores advierten que se necesitan más estudios para confirmar este hallazgo de manera concluyente. No obstante, este descubrimiento resalta el potencial del análisis proteómico para descubrir no solo lo que comían las personas en el pasado, sino también las enfermedades que padecían.
Fuente: ZME Science.