Arqueólogos descubren en Perú sala del trono de 1.300 años ligada a una poderosa mujer gobernante

Humanidades

En la costa norte de Perú, los arqueólogos han desenterrado capas de historia para revelar algo asombroso: una sala del trono, de casi 1.300 años de antigüedad, que sugiere el reinado de una mujer poderosa. Es un descubrimiento que podría reescribir lo que sabemos sobre el pueblo moche, una civilización sofisticada pero misteriosa que floreció mucho antes del surgimiento de los mucho más famosos incas.

La sala, encontrada en el sitio de Pañamarca, es una mina de oro arqueológica. Cada centímetro de sus paredes y pilares está pintado con escenas vibrantes: guerreros, tejedores y seres míticos. Y, en el centro, un trono de adobe se alza como punto focal. Pero el elemento más llamativo es la representación de una mujer, sentada en un trono igual al que se encontró en la sala. Está rodeada de visitantes, posiblemente súbditos o dignatarios, en una gran exhibición de autoridad.

“Podría indicar que era una mujer la que usaba el espacio, posiblemente una gobernante”, dijo Jessica Ortiz Zevallos, una de las arqueólogas principales del proyecto.

El trono de una mujer

Mural que muestra a una mujer coronada con un cetro (arriba a la izquierda), rodeada de una procesión de personajes que portan objetos. Crédito: Lisa Trever.

La civilización moche, que prosperó entre los años 350 y 850 d. C., no dejó registros escritos. En cambio, su legado está pintado en las paredes de sus templos y enterrado en sus tumbas. Durante años, los académicos han estudiado el arte y la arquitectura moche y han encontrado representaciones de sacerdotes, guerreros y deidades, pero nada como esto: una sala del trono.

Las paredes de la sala, conocida como el Salón del Imaginario Moche, cuentan una historia de poder. En un mural, la mujer entronizada habla con una figura de hombre-pájaro. En otro, preside una procesión de hombres, cada uno de los cuales lleva textiles o su corona, un intrincado tocado trenzado con su propio cabello. La obra de arte parece tener un profundo significado simbólico, que vincula a la mujer con el mar, la luna creciente y las artes.

Crédito: Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver.

Para arqueólogos como Lisa Trever, profesora de historia del arte precolombino en la Universidad de Columbia, todas estas características apuntan a una única conclusión. Parece que los moche tenían una gobernante poderosa, y es probable que no se trate de una rareza histórica.

“Las mujeres líderes no eran raras en la antigua sociedad moche ni en las dinastías peruanas del norte que le siguieron”, dice Trever. “Hay abundante evidencia de autoridades femeninas, la mayoría de ellas en contextos funerarios, durante siglos de esta historia”.

El trono en sí, erosionado y desgastado, muestra signos de uso: se encontraron cuentas de piedra verde, hilos finos e incluso cabello humano en él.

¿Una sociedad de reinas invisibles?

Crédito: Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver.

El pueblo moche es más conocido por su arquitectura monumental y su elaborado arte. Sus templos, como la famosa Huaca de la Luna cerca de Trujillo, están adornados con murales que representan guerreros feroces y criaturas sobrenaturales. Pero el descubrimiento en Pañamarca ofrece una visión poco común de un lado diferente de la sociedad moche, uno en el que las mujeres pueden haber tenido un poder político real.

“Hemos observado que los entierros de alto estatus de los hombres moche han sido descritos con mayor frecuencia como ‘señores’, mientras que las mujeres como ‘sacerdotisas’”, explicó Trever para The Art Newspaper. “Los hallazgos en Pañamarca ayudan a enfatizar el punto de que las mujeres poderosas en el arte y la vida de los antiguos moche no sólo eran ‘sacerdotisas’, sino que tenían una autoridad social y política real”.

Crédito: Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver.

Esta sala del trono es parte de un complejo más grande en Pañamarca, un sitio redescubierto por arqueólogos en la década de 1950. Encaramado en una colina de granito, el sitio consta de plataformas de adobe, plazas amuralladas y otras estructuras que aún no se han explorado por completo. La sala donde se encontró el trono es una de las dos salas con columnas excavadas este año. La otra, conocida como la Sala de las Serpientes Trenzadas, mira hacia la plaza principal del sitio, sus pilares están pintados con serpientes entrelazadas con piernas humanas, un motivo nunca antes visto en el arte moche.

A diferencia de la sala del trono, este segundo salón probablemente estaba destinado al espectáculo. “Este salón era un lugar desde el cual se podían ver reuniones más grandes y también para ser vistos”, dijo Trever. Las obras de arte en los pilares, que presentan guerreros y monstruos, habrían sido visibles desde la distancia, lo que lo convierte en un lugar privilegiado para ceremonias públicas o actuaciones.

Crédito: Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver.

Más para explorar
Para Trever y su equipo, el trabajo en Pañamarca está lejos de terminar. Cada temporada, el sitio ofrece nuevas sorpresas: nuevos murales, nuevos artefactos, nuevas preguntas sobre quiénes eran estas personas y cómo vivían. Y con cada descubrimiento, nos acercamos a comprender una cultura que, en muchos sentidos, estaba muy adelantada a su tiempo.

“A menudo decimos que Pañamarca era un lugar de creatividad sin precedentes”, dijo Trever. “Cada temporada, parece que ese punto se vuelve aún más cierto”.

La civilización Moche puede haber desaparecido hace más de mil años, pero sus historias, pintadas con vívidos detalles en las paredes de Pañamarca, todavía se están desarrollando, una pincelada a la vez.

Fuente: ZME Science.

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