Los pulpos son curiosos por naturaleza y muy inteligentes. A menudo exploran su entorno, utilizando sus cuerpos blandos y sin huesos para meterse en espacios reducidos. Lo hacen tanto para mantenerse a salvo como por curiosidad para investigar objetos en busca de un posible uso.
En la naturaleza, se han visto pulpos escondidos en botellas, latas e incluso cáscaras de coco desechadas. Pero pocos han sido tan impresionantes como este pequeño pulpo.
El bloguero científico Mike Lisieski tomó este video en 2010, mostrando cómo los pulpos pueden maniobrar por espacios reducidos, siempre que intentan deshacerse de los depredadores, o incluso cazar. De hecho, es una práctica común en los acuarios con pulpos organizar laberintos para ellos, colocando premios de comida, para mantener sus cerebros entretenidos mientras están en cautiverio.
Este no es ni mucho menos el único caso de un pulpo escondido en una botella. Hace dos años, un buceador encontró un caso muy similar (ver el video a continuación). Desafortunadamente, el impacto humano en los océanos significa que los pulpos a menudo se encuentran con basura como botellas y latas. Numerosos videos han mostrado pulpos adoptando frascos de vidrio o latas de metal como refugios temporales. Si bien esto resalta cuán ingeniosos pueden ser los pulpos, también es un recordatorio aleccionador de la contaminación marina.
Tampoco se trata solo de botellas. Los pulpos pueden entrar y salir de todo tipo de objetos y tienen la inteligencia para entender cómo usar su entorno circundante. También pueden escapar de la contención con una habilidad sorprendente.
Una historia memorable involucra a un pulpo apodado “Inky” que vivía en el Acuario Nacional de Nueva Zelanda. Inky se convirtió en una sensación cuando logró escapar de su tanque apretándose a través de un pequeño espacio, arrastrándose por el piso y deslizándose hacia un desagüe que conducía al océano.
De manera similar, en entornos de laboratorio, los pulpos han demostrado la capacidad de desenroscar las tapas de los frascos para recuperar comida. En un experimento, un científico colocó un cangrejo dentro de un frasco y se lo entregó a un pulpo. El pulpo descubrió rápidamente cómo desenroscar la tapa y se ganó su cena.
En definitiva, la habilidad de los pulpos es un poderoso recordatorio de la extraordinaria inteligencia que tienen. Su capacidad para resolver problemas, usar herramientas y adaptarse a los desafíos de su entorno desafía nuestra comprensión de la cognición y plantea preguntas profundas sobre la naturaleza de la inteligencia en sí. Ya sea que escapen de tanques, desenrosquen frascos o se escondan en botellas desechadas, los pulpos demuestran una combinación de curiosidad, creatividad y resiliencia que subraya la urgencia de proteger los frágiles ecosistemas que llaman hogar.
Fuente: ZME Science.