El cambio climático le está trayendo malas noticias a la Antártida, de acuerdo con dos nuevos estudios.
En el primero, los científicos encontraron una fuga de metano en el fondo marino. En el segundo, encontraron que el casquete glaciar es menos estable de lo que pensamos.
La Antártida está siendo testigo del mayor calentamiento en comparación al resto del planeta. En los últimos 50 años su temperatura a subido 3°C en comparación al promedio global de 0,9°C. Esto ha provocado efectos como la nieve roja y la reducción en la población de pingüinos. No obstante, los cambios no son obvios y toma mucho tiempo observarlos.
La fuga de metano fue descubierta en 2011. Los microorganismos que consumen este gas y limitan sus emisiones tardan cinco años en desarrollarse en ese sitio.
En 2016 otra filtración fue descubierta. Una gran cantidad de metano estaba almacenándose bajo el hielo. En 2018, la NASA dijo que el derretimiento del hielo en el Ártico podría liberar el metano a la atmósfera.
Por otra parte, un grupo de científicos de las Universidades de California, Santa Cruz, Kansas y Washington, reportaron que el casquete de hielo al este de la Antártida es menos estable de lo que creíamos.
El estudio encontró que el este del continente blanco ya había experimentado derretimientos mucho antes, concretamente, hace 400.000 años. En ese entonces, el planeta estaba 1 o 2°C más caliente.
En 2017 un estudio descubrió, basándose en los datos aportados por los sedimentos, que los glaciares en la región experimentaban periodos de avance y retirada. Esto desafiaba la idea de que esta parte de la Antártida se mantuvo congelada durante miles de años. En 2019, los investigadores detectaron pérdidas de hielo en la zona, lo que aumentó la preocupación.
“Esto respalda la idea de que los niveles futuros del mar en respuesta al calentamiento serán mucho más altos que los actuales”, dijo Terry Blackburn, uno de los autores del estudio en una declaración.
Hemos leído muchas malas noticias de la Antártida últimamente, y este golpe doble no es en absoluto para reírnos. Posiblemente estemos llegando a un punto de inflexión climática del cual no hay vuelta atrás.
Fuente: Proceedings of the Royal Society B y Nature a través de Zmescience.