Jarabe común para la tos podría servir para proteger el cerebro en el Parkinson

Salud y medicina

En un pequeño ensayo clínico en Canadá, un medicamento que se encuentra comúnmente en los jarabes para la tos europeos ha mostrado señales tempranas de que podría hacer algo que ningún tratamiento aprobado para la demencia de la enfermedad de Parkinson ha logrado aún: ayudar a retardar la progresión de la enfermedad en el cerebro.

El medicamento es Ambroxol. Se ha utilizado durante décadas para tratar afecciones respiratorias, diluyendo la mucosidad y aliviando la tos. Pero ahora, investigadores del St. Joseph’s Health Care en Londres y su Instituto de Investigación Lawson creen que este remedio cotidiano podría ser mucho más efectivo. Al menos para ciertos pacientes.

“Nuestro objetivo era cambiar el curso de la demencia de Parkinson”, afirmó el Dr. Stephen Pasternak, neurólogo cognitivo que dirigió el ensayo. “Este ensayo inicial ofrece esperanza y sienta una base sólida para estudios más amplios”.

Del alivio de la tos a una ayuda neurológica

La demencia asociada a la enfermedad de Parkinson es una afección debilitante que se presenta en hasta la mitad de los pacientes con Parkinson dentro de los diez años posteriores al diagnóstico. Provoca pérdida de memoria, alucinaciones y cambios de humor. Una vez establecida, el deterioro puede ser implacable y, hasta la fecha, ningún tratamiento ha frenado su avance de forma fiable. Pero el ensayo clínico de 12 meses publicado en JAMA Neurology sugiere que Ambroxol puede ayudar a retrasar esa progresión, especialmente en personas con vulnerabilidades genéticas específicas.

En el ensayo doble ciego, 55 personas con demencia asociada a la enfermedad de Parkinson recibieron ambroxol o un placebo. Los investigadores monitorearon su función cognitiva, síntomas psiquiátricos y niveles de un marcador de daño cerebral en sangre conocido como GFAP.

Si bien el ambroxol no mejoró significativamente las puntuaciones de las pruebas de memoria en el grupo completo en comparación con el placebo, sí estabilizó los niveles de GFAP, lo que sugiere que podría ayudar a proteger el cerebro del daño continuo. Los síntomas psiquiátricos empeoraron en el grupo placebo, pero se mantuvieron estables en quienes recibieron el fármaco.

Curiosamente, el subgrupo de pacientes portadores de mutaciones en el gen GBA1, conocido por aumentar el riesgo de Parkinson, respondió con mayor claridad. Estos individuos no solo mostraron perfiles psiquiátricos estables, sino que también mostraron mejoras notables en las puntuaciones de las pruebas cognitivas.

“Estos hallazgos sugieren que el ambroxol podría proteger la función cerebral, especialmente en personas con riesgo genético”, afirmó Pasternak. “Ofrece una nueva y prometedora vía de tratamiento donde actualmente existen pocas”.

El atractivo del ambroxol reside en su capacidad para ayudar a las células a producir más de una enzima crucial llamada glucocerebrosidasa (GCase). Esta enzima, codificada por el gen GBA1, ayuda a las células a descomponer los desechos. Cuando la GCase escasea (como suele ocurrir en personas con Parkinson), la acumulación de residuos celulares puede dañar las células cerebrales y acelerar la neurodegeneración.

El ambroxol parece actuar como una chaperona molecular, ayudando a la GCase a plegarse correctamente y a llegar a las partes de la célula donde se necesita. En este ensayo, los participantes que recibieron dosis altas de ambroxol mostraron niveles más altos de GCase que los que recibieron placebo.

Aunque los resultados primarios no mostraron diferencias significativas en el rendimiento cognitivo entre los grupos en general, el ensayo no fue lo suficientemente amplio como para extraer conclusiones sobre los portadores de GBA1, que representaron tan solo ocho de los participantes. Sin embargo, en este grupo más pequeño, los efectos fueron difíciles de ignorar. Tres de cada cinco portadores que recibieron ambroxol experimentaron mejoras significativas (hasta 11 puntos) en la Escala de Evaluación de la Enfermedad de Alzheimer – Subescala Cognitiva (ADAS-Cog), una prueba estándar de memoria y cognición.

“Aunque esta muestra es demasiado pequeña para sustentar cualquier conclusión”, escribieron los autores del estudio, “estos hallazgos se destacan dado el mecanismo de acción propuesto del ambroxol en la actividad de la GCasa, que es particularmente menor en portadores de la variante del gen GBA1”.

No es una cura, sino una pista

Aun así, se recomienda precaución. En la cohorte completa, el ambroxol no superó al placebo en los criterios de valoración cognitivos primarios a las 26 ni a las 52 semanas. Esto no significa que no esté funcionando. Podría significar simplemente que los investigadores necesitan más tiempo o una selección más precisa de los participantes para observar sus efectos.

“Las medidas de resultados primarios no respaldaron los efectos terapéuticos del Ambroxol sobre la cognición en la demencia de la enfermedad de Parkinson”, señalaron los autores, “aunque puede haber habido una estabilización de los síntomas neuropsiquiátricos”.

Es importante destacar que tanto el fármaco como la enfermedad son complejos. La demencia de Parkinson se desarrolla de forma diferente según la composición genética de cada persona y los mecanismos biológicos subyacentes. Por ello, según Pasternak, los ensayos futuros deberían centrarse en reclutar a más portadores de GBA1, donde el mecanismo de Ambroxol podría tener la mayor probabilidad de demostrar su potencial. Mientras tanto, Pasternak y su equipo ya están planeando un estudio de seguimiento centrado específicamente en los cambios cognitivos y adaptado a este subgrupo genético.

“Esta investigación es vital porque la demencia de Parkinson afecta profundamente a los pacientes y sus familias”, afirmó Pasternak. “Si un medicamento como el Ambroxol puede ayudar, podría ofrecer una verdadera esperanza y mejorar vidas”.

¿Por qué no has oído hablar de esta droga?

El ambroxol no está aprobado para uso humano en Estados Unidos ni Canadá. En Europa, se vende ampliamente sin receta como medicamento para el resfriado. En algunas partes del mundo, incluso se utiliza en medicina veterinaria para caballos y perros.

Su reputación como fármaco seguro, con una larga trayectoria y tolerabilidad incluso en dosis altas, lo convierte en un candidato atractivo para su reutilización. Sin embargo, persisten obstáculos regulatorios. En Norteamérica, el ambroxol actualmente solo está disponible para fines de investigación, aunque su uso en Europa se remonta a décadas.

Investigadores australianos también están probando el ambroxol en personas con enfermedad de la neurona motora, incluida la ELA. Además, se están llevando a cabo al menos tres importantes ensayos clínicos a nivel mundial: ASPro-PD, ANeED y AMBITIOUS, cada uno de los cuales explora los efectos del ambroxol en diferentes enfermedades neurodegenerativas y poblaciones de pacientes.

Las enfermedades neurodegenerativas son notoriamente difíciles de tratar, y mucho más de curar. La mayoría de las terapias existentes controlan los síntomas sin alterar la evolución de la enfermedad. La idea de que un jarabe para la tos con décadas de antigüedad pudiera hacer más (sobre todo para un subconjunto genético de pacientes) es tan sorprendente como esperanzadora.

Y plantea una cuestión más amplia sobre el futuro de la atención a la demencia: la medicina de precisión no siempre se materializa en nuevos fármacos. A veces, podría comenzar con la reevaluación de los que ya tenemos. El próximo paso para el Ambroxol es un ensayo más amplio y mejor dirigido.

Fuente: ZME Science.

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