Investigadores del Seminario de Estudios e Investigaciones Prehistóricas y del Instituto de Arqueología de la Universidad de Barcelona han identificado la mula más antigua documentada en el Mediterráneo occidental y la Europa continental, en la región del Penedès. El descubrimiento, publicado en un artículo de la revista Journal of Archaeological Science: Reports, data de entre los siglos VIII y VI a. C., a principios de la Edad del Hierro, cuando los fenicios introdujeron los burros en la Península Ibérica. Dado que las mulas son un híbrido entre burro y yegua, la datación establecida por los investigadores sugiere que el conocimiento de la hibridación de équidos podría haber llegado a Europa desde Oriente Medio antes de lo que se creía.
El animal estudiado fue documentado en 1986 durante la excavación de parte del yacimiento de Hort d’en Grimau en Castellví de la Marca. En concreto, procede del interior de un foso, probablemente un silo, en el que también se depositaron los restos óseos parcialmente quemados de una mujer. El material se conserva actualmente en el Museo de las Culturas del Vino de Cataluña (VINSEUM) de Vilafranca del Penedès.
Análisis y contexto histórico
En este estudio, el animal fue datado mediante métodos de datación por radiocarbono e identificado mediante análisis genéticos. El equipo de investigación realizó un estudio multidisciplinar a nivel taxonómico, morfológico, patológico y dietético del animal, basado en isótopos estables. Tanto el contexto del descubrimiento como la presencia de material fenicio en el mismo yacimiento o en otros cercanos vinculan la zona con las redes comerciales fenicias.
Los burros se introdujeron en la Península Ibérica a través de las redes comerciales establecidas por los fenicios en todo el Mediterráneo. Estos comerciantes acabaron estableciéndose en puestos comerciales y colonias a lo largo del litoral peninsular e introdujeron, entre otros productos, animales exóticos de origen extranjero, como burros y gallinas.

La importancia de la hibridación de mulas
La hibridación de équidos permitió obtener animales de transporte como las mulas, mejor adaptadas a climas áridos y más resistentes que los caballos. El estudio sugiere que la mula del yacimiento del Penedès, utilizada para el transporte y alimentada con forraje, podría ser el resultado de la hibridación en la Península Ibérica a partir del cruce in situ de caballos locales y burros importados.
Sin embargo, otras posibilidades son igualmente plausibles, y también podría tratarse de una mula nacida fuera de la península, hecho que se resolverá mediante análisis genéticos e isotópicos. En cualquier caso, el descubrimiento abre la puerta a considerar el Mediterráneo noroccidental como un importante centro de expansión fenicia. Hasta ahora, las mulas más antiguas de Europa databan de tres o cuatro siglos después, durante el período romano temprano.
Fuente: Phys.org.
