Durante mucho tiempo, nadie le dio mucha importancia a la pequeña elevación en el paisaje del sureste de México. Parecía nada más que una suave ondulación en la tierra, un bulto más en una llanura plana y húmeda. Solo desde el aire se reveló lo que realmente era.
El nuevo estudio, publicado en Science Advances, sugiere que este monumento era un cosmograma: una representación simbólica del universo, tallada en la tierra misma. Construida entre el 1050 y el 700 a. C., mucho antes de que los reyes gobernaran y las ciudades se alzaran en piedra, Aguada Fénix redefine lo que sabemos sobre las primeras civilizaciones mesoamericanas y cómo las personas se unen para construir algo más grande que ellas mismas.
Un monumento al universo

A primera vista, Aguada Fénix no parece gran cosa. Pero vista desde arriba con tecnología Lidar, que utiliza láseres para mapear el terreno bajo la vegetación, emerge un patrón. Canales, calzadas, corredores y una plaza central irradian desde una enorme meseta artificial. Todo está dispuesto en ejes en forma de cruz de casi 9 kilómetros de largo.
En el corazón de Aguada Fénix yace un pozo en forma de cruz, alineado con los puntos cardinales. Dentro de él, el equipo encontró pigmentos de color azul, verde y amarillo, cada uno marcando una dirección: azurita azul para el norte, malaquita verde para el este y ocre amarillo para el sur. Estos pigmentos marcan el uso más antiguo conocido de la codificación de colores direccionales en Mesoamérica, una idea que las culturas maya y azteca posteriores retomaron en su cosmología.
El arqueólogo David Stuart, quien no participó en el estudio, llamó al pozo “un espacio sagrado para la comunidad que lo construyó”, según Scientific American. “Basándonos en lo que sabemos de la ciencia y la religión mesoamericanas, el pozo cruciforme habría anclado todo al cosmos”.
Pero si crees que el diseño del monumento es impactante, espera a oír hablar de sus constructores.
Sin reyes, sólo comunidad

A diferencia de ciudades mayas posteriores como Tikal y Copán, Aguada Fénix no muestra indicios de reyes, palacios ni gobierno jerárquico. No hay grandes tumbas ni complejos de élite. Los objetos encontrados dentro del pozo central incluyen un cocodrilo de piedra verde, un ave y una mujer que posiblemente esté dando a luz. Todos estos son artefactos que reflejan la vida cotidiana, no el poder real.
“Normalmente, si hay reyes o gobernantes, están representados en esculturas o pinturas”, dijo a IFLScience Takeshi Inomata, el arqueólogo de la Universidad de Arizona que dirigió la investigación. “No tenemos ninguna de esas en Aguada Fénix”.
Esa ausencia tiene implicaciones significativas. Los académicos han creído durante mucho tiempo que la arquitectura monumental requería un control de arriba hacia abajo. Que los reyes o sacerdotes debían mandar y obligar al trabajo. Pero Aguada Fénix cuenta una historia de comunidades igualitarias capaces de un esfuerzo colectivo extraordinario.
Canales para ceremonias

Los canales serpentean hacia el oeste desde la meseta central. Normalmente, cuando se encuentran canales antiguos, están relacionados con la agricultura. Pero en este caso, no parecen tener ninguna función agrícola o logística, y muchos quedaron sin terminar. Los arqueólogos no encontraron señales de riego, y la alineación de los canales con los ejes en forma de cruz sugiere un papel ceremonial
Hay fuertes indicios circunstanciales que sugieren que el sitio era un cosmograma. Pero algunos investigadores están menos convencidos.
Michael Smith, arqueólogo de la Universidad Estatal de Arizona, elogió el descubrimiento como “fascinante e importante”, pero le dijo a Live Science que el equipo debe “definir exactamente qué consideran que es un cosmograma y desarrollar un método claro para identificarlo”.
Incluso si la etiqueta de cosmograma genera debate, pocos cuestionan la importancia del monumento, o lo que revela sobre la cooperación humana temprana.
Un pasado maya diferente
Durante mucho tiempo, los libros de texto contaron una historia de origen simple: las pequeñas aldeas agrícolas se volvieron lentamente más complejas; surgieron élites; se formaron dinastías; y sólo entonces la gente comenzó a construir grandes pirámides, plazas y templos para manifestar su poder.
Aguada Fénix sugiere que el orden pudo haber sido diferente. Aquí, las ideas cósmicas y el esfuerzo comunitario por inscribirlas en la tierra parecen haber tomado forma antes de que reyes, palacios o guerras dejaran huellas evidentes en el registro arqueológico. La geometría sagrada, no la ambición real, fue el primer principio organizador. Inomata lo ve como una lección para nuestro futuro.
“Tenemos la percepción de que para hacer algo grande, se necesita una organización jerárquica”, dijo a CNN. “Pero ahora estamos obteniendo una imagen del pasado que es diferente”.
Fuente: ZME Science.
