El problema de la basura espacial está empeorando

Astronáutica

Antes de que los humanos enviáramos objetos fuera de la Tierra, el espacio era limpio, pero cuando el satélite soviético Sputnik en octubre de 1957 todo eso cambió. Desde ese entonces, se ha acumulado un montón de objetos artificiales inútiles en el espacio que superan en número a los que están funcionando actualmente.

Un nuevo reporte anual de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha encontrado que mientras tomábamos conciencia del problema y tomábamos medidas para mitigarlo, estas actualmente no van al paso de la creciente cantidad de basura en el espacio.

Todos los países que han lanzado objetos al espacio han contribuido al problema. Entre más objetos se lancen, mayor riesgo de colisión hay, lo que, a la larga, puede producir más basura espacial.

Los riesgos se notaron bastante este mismo año. No sólo vimos como dos satélites casi colisionan, sino que también vimos como la Estación Espacial Internacional tuvo que efectuar maniobras de emergencia tres veces para esquivar la basura espacial.

Pero las colisiones están lejos de ser el mayor problema, de acuerdo con el reporte de la ESA. En los últimos 10 años, las colisiones fueron responsables de sólo el 0,83% de los eventos de fragmentación.

“El mayor contribuyente al problema actual de los desechos espaciales son las explosiones en órbita, causadas por la energía sobrante (combustible y baterías) a bordo de naves espaciales y cohetes”, dijo Holger Krag, director del Programa de Seguridad Espacial de la ESA. “A pesar de que se han implementado medidas durante años para evitar esto, no vemos una disminución en el número de tales eventos. Las tendencias hacia la eliminación al final de la misión están mejorando, pero a un ritmo lento”.

fragmentation events
Eventos de fragmentación en la década anterior. (ESA)

El problema de la basura espacial comenzó a notarse en la década de 1960, pero tomó mucho tiempo para que las medidas de mitigación fueran identificadas e implementadas. Ahora, las naciones que lanzan objetos al espacio, tienen una mejor idea sobre qué hacer con sus cohetes y satélites al final de las misiones.

Los cohetes reutilizables son una gran opción, pero es una tecnología muy reciente. Durante mucho tiempo, los propulsores de cohetes se alejaban una vez que su carga útil caía a la órbita baja de la Tierra. Algunos de estos propulsores han estado en el espacio por décadas.

Otras medidas de mitigación incluyen el diseño y la construcción de naves espaciales que puedan soportar mejor el duro ambiente del espacio sin desintegrarse; liberar energía y combustible almacenados para hacer que las naves espaciales desaparecidas sean menos propensas a explotar y, una vez finalizada la misión de una nave espacial, moverla a una órbita más segura.

Esto significaría una “órbita de cementerio” muy por encima del espacio terrestre bajo utilizado para naves espaciales operativas, o llevarlo a la atmósfera de la Tierra para que se queme al volver a entrar como un sistema de eliminación ordenado.

Pero incluso con estas medidas en vigor, se han producido 12 eventos de fragmentación cada año durante las últimas dos décadas. Ese número está aumentando, y cada evento de fragmentación podría introducir miles de pedazos de escombros pequeños en la órbita de la Tierra. A velocidades orbitales, incluso los pedazos más pequeños de escombros pueden inutilizar un satélite operativo.

Según el modelo estadístico de la ESA, hay más de 130 millones de piezas de desechos espaciales antropogénicos de menos de un milímetro. La única forma en que podemos esperar hacer algo al respecto es trabajando juntos.

La buena noticia es que, en la última década, ha habido un aumento en el número de naciones con viajes espaciales que cumplen con las directrices internacionales. Aquellos que no cumplen con las pautas de órbita tienen cada vez más probabilidades de cumplir con las medidas de mitigación de desechos espaciales.

Pero la forma en que usamos el espacio está cambiando. Los enjambres de satélites, pequeños satélites y “constelaciones” son cada vez más comunes. StarLink de SpaceX por sí solo ha puesto cientos de satélites en órbita terrestre baja. Entonces, dice la ESA, es más importante que nunca que todos cooperen para mantener nuestro pequeño rincón del espacio lo más limpio posible.

“El aumento acelerado de satélites lanzados a la órbita terrestre baja es claramente visible en nuestro último informe”, dijo Tim Florer, director de la Oficina de Desechos Espaciales de la ESA.

“Para seguir beneficiándonos de la ciencia, la tecnología y los datos que aportan las operaciones en el espacio, es fundamental que logremos un mejor cumplimiento de las directrices de mitigación de desechos espaciales existentes en el diseño y las operaciones de las naves espaciales. No se puede enfatizar lo suficiente: esto es esencial para el uso sostenible del espacio.”

La ESA está trabajando activamente para encontrar soluciones. Ha encargado un proyecto para intentar recolectar desechos espaciales, con la prueba de concepto planeada para lanzarse en 2025. También están tratando de desarrollar tecnología para automatizar las maniobras para evitar colisiones, de modo que los controladores humanos no necesiten rastrear y controlar cada pieza de equipo o satélite fuera de servicio en el espacio terrestre bajo.

Y medidas como la Clasificación de sostenibilidad espacial pueden ayudar a las naciones que desarrollan tecnologías espaciales al proporcionar una línea de base a la que adherirse.

“Los desechos espaciales plantean un problema para el medio ambiente cercano a la Tierra a escala global, al que han contribuido todas las naciones espaciales y para el cual sólo una solución con apoyo global puede ser la respuesta”, escribió la ESA en su informe.

El reporte completo puede ser leído aquí.

Fuente: Science Alert.

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