Un nuevo estudio sugiere que el COVID-19 ya estaba en Estados Unidos en diciembre de 2019, antes de que se identificara la enfermedad en China.
Los investigadores de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) analizaron más de 7000 donaciones de sangre de la Cruz Roja estadounidense en nueve estados entre el 13 de diciembre de 2019 y el 17 de enero de 2020. De estas muestras 106 mostraban anticuerpos contra el SARS-CoV-2, el virus responsable de la enfermedad.
Los hallazgos sugieren que “Las infecciones por SARS-CoV-2 pueden haber estado presentes en los EE. UU. en diciembre de 2019, antes de lo que se reconocía anteriormente”, escribieron los autores en el estudio, publicado el lunes 30 de noviembre en la revista Clinical Infectious Diseases.
Los funcionarios en China informaron por primera vez sobre un grupo de casos misteriosos de neumonía en Wuhan, que resultaría ser causada por COVID-19, el 31 de diciembre de 2019.
En los Estados Unidos, el primer caso confirmado de COVID-19 se informó el 20 de enero de 2020 en un residente del estado de Washington que había viajado recientemente a China, pero ha habido indicios de que el virus estaba circulando antes de lo reconocido. Según los informes, un caso de COVID-19 en China se remonta al 17 de noviembre de 2019, informó Live Science anteriormente.
En Francia, las pruebas retrospectivas de muestras de pacientes hospitalizados revelaron un paciente infectado a fines de diciembre de 2019. Y los investigadores han encontrado anticuerpos del SARS-CoV-2 en muestras de sangre recolectadas en Italia en septiembre, según informo Live Science.
En el nuevo estudio, de las 106 muestras que dieron positivo en anticuerpos contra el SARS-CoV-2, 39 se recolectaron en California, Oregon y Washington entre el 13 y el 16 de diciembre de 2019; y 67 se recolectaron en Connecticut, Iowa, Massachusetts, Michigan, Rhode Island y Wisconsin entre el 30 de diciembre de 2019 y el 17 de enero de 2020.
Las pruebas de anticuerpos positivas sugieren una infección previa con COVID-19, pero no pueden probar que una persona estaba infectada. Existe la posibilidad de que los anticuerpos contra otros coronavirus puedan tener una “reacción cruzada” para dar un resultado positivo.
Pero cuando los investigadores realizaron pruebas adicionales para tener en cuenta dicha reactividad cruzada, encontraron que 84 de las 90 muestras analizadas tenían anticuerpos que eran específicos para el SARS-CoV-2.
Los autores también utilizaron una prueba de alta precisión para los anticuerpos contra el SARS-CoV-2. Pero incluso las pruebas muy precisas todavía producen una pequeña cantidad de resultados falsos positivos.
Sin embargo, la cantidad de resultados positivos en el nuevo estudio fue más alta de lo que se esperaría solo de los falsos positivos, escribieron los investigadores.
En general, estos hallazgos “hacen que sea muy poco probable que todas las muestras reactivas [resultados positivos] representen falsos positivos”, concluyeron los autores.
En otras palabras, al menos algunos de estos positivos de diciembre de 2019 y principios de enero de 2020 probablemente se debieron a infecciones anteriores de COVID-19.
Sin embargo, aunque los autores intentaron medir los anticuerpos que eran específicos del SARS-CoV-2, no se puede descartar la “reactividad cruzada con otros coronavirus”, dijo el Dr. George Rutherford, profesor de epidemiología y bioestadística en la Universidad de California en San Francisco a Live Science.
Incluso si se tratara de verdaderas infecciones por COVID-19, el estudio no puede determinar dónde los participantes adquirieron la infección; es posible que algunos donantes de sangre en el estudio hayan viajado recientemente a China y se hayan infectado allí, anotó Rutherford (el estudio actual no tenía información sobre si los donantes habían viajado ni adónde habían viajado).
Además, debido a las limitaciones del estudio, los hallazgos no pueden revelar cuánto circulaba el virus en ese momento.
Para confirmar los hallazgos, las muestras de tejido humano, saliva o sangre de ese momento deben analizarse para detectar rastros de material genético del virus SARS-CoV-2, dijeron los autores.
Rutherford agregó que se podría contactar a los donantes en estudios futuros, que podrían proporcionar información sobre si habían viajado o experimentado síntomas similares a los del COVID-19.
Fuente: Live Science a través de Science Alert.