Las personas con fiebre del heno están dolorosamente familiarizados con la frustración causada por los días de mucho polen: la incesante pérdida de moco en los ojos y la nariz, picazón en los oídos, ojos y garganta, ataques de estornudos y, a veces, dolores de cabeza y asma. Ahora, un nuevo estudio sugiere que en personas con una condición pélvica crónica, el polen alto también podría desencadenar episodios de dolor pélvico.
Más de 10 millones de personas en los EE. UU. viven con el misterioso conjunto de afecciones conocidas como síndrome de dolor pélvico crónico urológico (UCPPS), un grupo de problemas que incluyen síndrome de dolor de vejiga y cistitis intersticial en mujeres, síndrome de dolor pélvico crónico y prostatitis crónica en hombres. Pueden causar síntomas debilitantes como necesidad urgente y frecuente de orinar, agonía en la región pélvica y relaciones sexuales dolorosas. Los investigadores han calificado a la UCPPS como “una de las afecciones urológicas más frustrantes de comprender y manejar” porque sus causas aún se desconocen, al igual que sus desencadenantes de síntomas frustrantes. Un diagnóstico de cistitis intersticial en mujeres, por ejemplo, puede implicar inflamación de la vejiga donde se han descartado todas las otras posibles causas conocidas.
Todo, desde las bacterias hasta las causas psicológicas, se ha examinado sin mucha aclaración. Sin embargo, los informes de casos han sugerido que los medicamentos para el asma y la alergia pueden aliviar los síntomas de UCPPS y los pacientes han informado brotes que coinciden con otras alergias. Por eso, la epidemióloga de la Universidad de Washington, Siobhan Sutcliffe, y sus colegas decidieron examinar más de cerca el vínculo de UCPPS con un alérgeno conocido.
El equipo comparó los brotes de 290 pacientes con los niveles de polen y descubrió que, si bien los cambios diarios en los recuentos de polen no parecían estar relacionados, cuando las tasas de polen excedían un umbral “medio”, los síntomas aumentaban en un 22 por ciento uno o dos días después.
Los estudios en animales han demostrado que los niveles elevados y prolongados de histamina en la vejiga pueden hacer que los nervios de la vejiga sean hipersensibles. Y las histaminas en la orina parecen permanecer elevadas durante más tiempo que en nuestra sangre, ya que nuestros cuerpos utilizan esta vía de salida para eliminarlas.
La nueva investigación se suma a esta evidencia y podría ayudar a brindar a los pacientes un alivio muy necesario. Pero se necesita más investigación para tener en cuenta los posibles factores de confusión que pueden haberse pasado por alto, como otros factores ambientales que podrían coincidir con niveles más altos de polen o cosas como ramos de flores que podrían contribuir a los brotes. “Los pacientes pueden beneficiarse de tomar antihistamínicos en días con altos niveles de polen o de pruebas de alergia e inmunoterapia”, dijo Sutcliffe.
Fuente: Science Alert.