Un estudio masivo entre 645,626 personas en los Estados Unidos, el Reino Unido y México ha encontrado una variante genética rara que parece ofrecer una “protección sustancial” contra el aumento de peso. Aproximadamente 1 de cada 2500 personas parece portar una mutación particular de un gen llamado GPR75, lo que lleva a una sola copia funcional del mismo. Estar en este grupo poco común de personas se asocia con un peso corporal más bajo y un 54% menos de probabilidades de obesidad.
Estos resultados son consistentes en múltiples ascendencias, exposiciones ambientales y antecedentes genéticos, y sugieren fuertemente que GPR75 es uno de los muchos genes involucrados en el aumento de peso. El trabajo del equipo se basa en una técnica relativamente nueva llamada secuenciación del exoma completo, que puede ayudarnos a encontrar mutaciones en ciertos genes y, por lo tanto, revelar sus efectos.
En lugar de secuenciar todos y cada uno de los genes del genoma humano, la secuenciación del exoma se centra solo en los exones, que constituyen aproximadamente el uno por ciento de todo el ADN. Los exones son las piezas que proporcionan instrucciones para las proteínas, lo que significa que cuando secuencia todo este subconjunto puede identificar mutaciones en las regiones codificantes de proteínas de cualquier gen. Tales variaciones son generalmente bastante raras, pero cuando se encuentran, “autoidentifican” los genes causantes.
“Los principios del descubrimiento ejemplificados en el estudio de Akbari et al. Van más allá del control del peso corporal y la obesidad”, escriben los investigadores de enfermedades metabólicas Giles Yeo y Stephen O’Rahilly, que no participaron en el estudio.
“Es probable que la secuenciación del exoma humano a escala se convierta en un punto de entrada cada vez más importante para el descubrimiento de conocimientos mecanicistas sobre la biología de los mamíferos”.
Con este método, el equipo identificó 16 genes que estaban vinculados tanto a mutaciones del exón como a la masa corporal de una persona. Cuatro de los genes ya se habían encontrado en estudios previos sobre el aumento de peso y se sabe que influyen en el apetito, lo que sugiere que los autores están en el camino correcto.
De todas las mutaciones, las variaciones en el gen GPR75 tuvieron el mayor efecto sobre el índice de masa corporal de una persona. Las personas portadoras de mutaciones que solo inactivaban una copia de este gen pesaban en promedio 5,3 kilogramos menos.
En más pruebas de laboratorio, cuando los ratones carecían de una sola copia de este gen, los animales aumentaron un 25% menos de peso que aquellos con el gen GPR75 en pleno funcionamiento. Cuando los ratones carecían de ambas copias del gen, por otro lado, ganaban un 44% menos de peso.
“Aunque no está claro si la delgadez de estos animales se debe a los efectos sobre la ingesta, el gasto de energía o ambos, este estudio establece que GPR75 está involucrado en el control del balance de energía y que la inhibición de su señalización podría resultar en una pérdida del peso corporal”, escriben Yeo y O’Rahilly.
Todavía hay muchas preguntas que deben responderse sobre GPR75, pero el nuevo hallazgo es un comienzo prometedor.
En el pasado, otros estudios han identificado ciertos genes “delgados” en humanos que impiden que los ratones aumenten de peso. Aún así, averiguar si ese vínculo es causal o simplemente una coincidencia es un asunto complicado, especialmente porque estos genes probablemente están trabajando en conjunto con otros factores genéticos y ambientales para controlar nuestro peso corporal.
Fuente: Science Alert.