Las olas de calor son mucho más que una molestia. Pueden ser muy peligrosas, provocar enfermedades y la muerte, y debido al cambio climático, suceden con mayor frecuencia y se vuelven más intensos. Por eso la sensibilización es muy importante. Ahora, la ciudad de Sevilla en España quiere hacer eso usando un enfoque innovador: nombrar las olas de calor.
A partir de 2022, el gobierno local quiere comenzar a nombrar y categorizar las olas de calor, al igual que otros países y ciudades ya lo hacen con las tormentas tropicales y los huracanes. Esta sería una primicia mundial, y el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, afirmó que esto ayudaría a que las olas de calor fueran más concretas y más fáciles de identificar por parte de los ciudadanos, lo que generaría una conciencia muy necesaria sobre el problema.
“Las olas de calor extremo son cada vez más frecuentes y devastadoras como efecto directo del cambio climático. Los gobiernos locales deben abordar la amenaza que el calor representa para nuestras poblaciones, particularmente las más vulnerables, creando conciencia sobre los peligros relacionados con la salud por el calor a través de datos y ciencia basados en evidencia”, dijo Espadas en un comunicado.
Un lugar realmente caluroso
Más de 700.000 personas viven actualmente en Sevilla, ubicada en el sur de España en la región de Andalucía. Es un destino turístico popular y también una de las zonas más calientes del país. También es una de las regiones más calientes de Europa.
El 14 de agosto, la ciudad de Montoro, a 160 kilómetros al noreste de Sevilla, registró una temperatura de 47,3ºC, la más alta registrada en España. Sevilla misma ha tenido su parte justa de olas de calor y calor extremo.
Sevilla se asoció con la Fundación Arsht-Rockefeller que se centra en llegar a “mil millones de personas con soluciones de resiliencia al cambio climático, la migración y los desafíos de seguridad” para 2030. La fundación formó en 2020 la Extreme Heat Resilience Alliance, una coalición de organizaciones que trabajan en el efecto del calor urbano en los grupos vulnerables.
“Las olas de calor han sido apodadas ‘el asesino silencioso’ por una razón: causan estragos invisibles en nuestras economías, se aprovechan de los miembros más vulnerables de la sociedad y matan a más personas que cualquier otra amenaza climática, pero los peligros que representan son tremendamente subestimados y gravemente incomprendidos”, dijo Baughman McLeo, director de la fundación Arsht-Rockefeller.
Los primeros pasos ahora serán la creación de un grupo de enfoque para proponer los nombres de las olas de calor y también desarrollar un sistema de categorización. Para ello, Sevilla y la Fundación Arsht-Rockefeller se asociarán con un equipo de expertos en meteorología, salud y marketing social, incluida AEMET, la agencia meteorológica de España, y dos universidades locales.
Nombrar y categorizar las olas de calor permitirá a los funcionarios locales implementar políticas específicas, como agregar personal adicional a las salas de emergencia y abrir refugios con aire acondicionado. Paralelamente, Sevilla tiene previsto realizar una campaña de concienciación pública para comunicar mejor los riesgos del calor extremo, informando a los ciudadanos sobre lo que deben y no deben hacer.
Las olas de calor se encuentran entre los peligros naturales más peligrosos, pero no reciben la atención adecuada porque sus herramientas de muerte y destrucción no siempre son obvias de inmediato. Según la Organización Mundial de la Salud, más de 166.000 personas murieron a causa de las olas de calor entre 1998 y 2017, incluidas más de 70.000 que murieron en 2003 durante una ola de calor en Europa.
Cuanto más se calienta el planeta, más probabilidades hay de que se produzcan olas de calor, y más personas tendrán que sufrirlas. Desafortunadamente, todavía falta la acción decisiva necesaria para frenar verdaderamente el cambio climático. Quizás iniciativas como la de Sevilla puedan ayudar a más personas a ser conscientes de los principales riesgos que plantea el cambio climático.
Fuente: ZME Science.