El próximo año podría verse el lanzamiento de la primera misión de exploración privada a Venus. ¿Su objetivo? Buscar vida extraterrestre.
Hace alrededor de dos años, la detección de un gas llamado fosfina en las nubes de Venus hizo que la comunidad científica se conmocionara. En la Tierra, la fosfina se crea a través de procesos biológicos. La detección del gas en Venus, por lo tanto, se tomó como una señal de que la vida puede existir en nuestro vecino planetario chamuscado y empapado de ácido. Desde entonces, abunda la especulación sobre lo que realmente significa la presencia de este gas para Venus. Pero pronto obtendremos algo de conocimiento sobre este tema, ya que una misión de bajo costo de la compañía estadounidense Rocket Lab irá a Venus y hurgará en su atmósfera en busca de signos de vida extraterrestre, según el MIT.
Efímero
La misión es una de las tres nuevas misiones seleccionadas por la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) para investigar Venus tras el descubrimiento de fosfina en su atmósfera. Su objetivo central será buscar signos de vida extraterrestre en el planeta o, al menos, determinar si el planeta pudo haber albergado vida en algún momento de su pasado. China e India tienen sus propias misiones en proceso para Venus.
Pero la mayoría de estas misiones no regresarán a la Tierra hasta la década de 2030, lo que sería bastante tiempo para esperar respuestas. Entonces, los investigadores del MIT contrataron a la compañía de lanzamiento Rocket Lab, con sede en Nueva Zelanda, para enviar uno de sus cohetes a Venus antes de que cualquiera de las otras misiones estuviera lista. El lanzamiento está programado para 2023, con una ventana de lanzamiento de respaldo disponible en enero de 2025.
Su principal objetivo será comprobar la presencia de microbios. Si bien el consenso general es que la superficie de Venus es completamente inhóspita para la vida, los investigadores cifran sus esperanzas en las diminutas gotas de ácido sulfúrico que existen en los niveles más altos de la atmósfera de Venus; la vida podría sobrevivir aquí, ya que estas gotas presentan condiciones de vida significativamente más suaves que la superficie.
La misión será el primer viaje financiado con fondos privados a otro planeta. De acuerdo con la declaración de la misión, Rocket Lab empleará una pequeña nave espacial multipropósito que ellos mismos desarrollaron para la misión. Llamada Photon, esta nave fue diseñada teniendo en cuenta la versatilidad y el bajo costo para que pueda enviarse a múltiples ubicaciones en el sistema solar. La nave Photon ya se usó para una misión de la NASA a la luna en junio, y en esta caminata, entregará una pequeña sonda a la atmósfera de Venus. Después del lanzamiento en mayo de 2023, la nave tardará alrededor de cinco meses en llegar a Venus.
La sonda en sí todavía está en desarrollo por un equipo dirigido por Sara Seager en el MIT, y pesará alrededor de 20 kg. Medirá 38 cm de ancho y tendrá forma de cono con un escudo térmico en la parte delantera. Este elemento lo protegerá del inmenso calor generado cuando la sonda se sumerja en la atmósfera de Venus a unos 40.000 kilómetros por hora. La sonda contiene un solo instrumento debido a las limitaciones de tamaño y potencia de radio, y no tiene una cámara de video a bordo. El dispositivo es un nefelómetro autofluorescente, que utilizará un láser ultravioleta para estudiar la composición química de las gotas en la atmósfera de Venus, lo que hace que cualquier compuesto orgánico que puedan contener emita fluorescencia. Si bien el descubrimiento de tales moléculas en las gotas no será una evidencia definitiva de procesos biológicos pasados o en curso en Venus, le daría más peso a la idea de que Venus podría ser un entorno potencial para la vida extraterrestre.
Con todo, la misión será extremadamente corta: la sonda solo permanecerá en las nubes de Venus durante unos cinco minutos. Si sobrevive a estos, podría transmitir algunos datos tomados de debajo de la capa de nubes. Con todo, la sonda tocará tierra alrededor de una hora después de entrar en la atmósfera de Venus.
Con un precio total estimado en menos de $10 millones, la misión es de alto riesgo pero de muy bajo costo: su precio es solo el 2% de cada una de las misiones Venus de la NASA. Fue financiada en su totalidad por Rocket Lab, el MIT y varios filántropos que optaron por permanecer en el anonimato.
Fuente: ZME Science.