En teoría, un sistema de propulsión recientemente propuesto podría transportar una nave espacial pesada fuera de los confines de nuestro Sistema Solar en menos de 5 años, una hazaña que la histórica sonda Voyager 1 tardó 35 años en lograr. El concepto, conocido como propulsión de ‘pellet-beam’, recibió una subvención inicial de la NASA de 175.000 dólares estadounidenses para un mayor desarrollo a principios de este año.
Para ser claros, el concepto actualmente no existe mucho más allá de los cálculos en papel, por lo que todavía no podemos emocionarnos demasiado. Aún así, atrajo la atención no solo por su potencial para llevarnos al espacio interestelar dentro de la vida humana, algo que los cohetes tradicionales alimentados con químicos no pueden, sino también porque afirma que puede hacerlo con naves mucho más grandes.
“Esta propuesta examina una nueva arquitectura de propulsión para el tránsito rápido de cargas útiles pesadas (1 tonelada y más) a través del Sistema Solar y el medio interestelar”, explica el investigador principal detrás de la propuesta, el ingeniero aeroespacial Artur Davoyan de la Universidad de California en Los Ángeles.
El concepto de viga de gránulos o perdigones se inspiró en parte en la iniciativa Breakthrough Starshot, que está trabajando en un sistema de propulsión de ‘vela ligera’. Con la ayuda de millones de láseres, una pequeña sonda teóricamente podría navegar hasta la vecina Próxima Centauri en solo 20 años.
La nueva propuesta comienza con una idea similar: arrojar combustible a un cohete en lugar de hacerlo explotar, pero analiza cómo mover objetos más grandes. Después de todo, una pequeña sonda no es necesariamente lo que necesitamos si algún día queremos explorar o colonizar los mundos fuera de nuestro Sistema Solar.
Para funcionar, el sistema de propulsión conceptual requiere dos naves espaciales: una que parte hacia el espacio interestelar y otra que entra en órbita alrededor de la Tierra. La nave espacial que orbita la Tierra dispararía un haz de diminutas partículas microscópicas a la nave interestelar.
Esas partículas serían calentadas por láseres, haciendo que parte de ellas se derritieran en plasma que acelera aún más los gránulos, un proceso conocido como ablación láser. Esos gránulos podrían alcanzar los 120 km/segundo y golpear la vela de la nave espacial interestelar o repeler un imán dentro de ella, lo que ayudaría a impulsar la nave espacial a velocidades enormes que la dejarían salir de nuestra heliosfera: la burbuja de viento solar alrededor de nuestro Sistema Solar.
“Con el haz de gránulos, los planetas exteriores se pueden alcanzar en menos de un año, 100 AU [unidad astronómica] en aproximadamente 3 años y la lente de gravedad solar a 500 AU en aproximadamente 15 años”, dice Davoyan.
En contexto, una AU, que significa “unidad astronómica”, representa aproximadamente la distancia entre la Tierra y el Sol, o alrededor de 150 millones de kilómetros. La sonda Voyager 1 tardó 35 años de viaje en cruzar al espacio interestelar en 2012, a aproximadamente 122 AU de distancia.
De acuerdo con las proyecciones actuales, una nave espacial con vigas de gránulos que pesa 1 tonelada podría hacer lo mismo en menos de 5 años. Davoyan le explicó a Matt Williams de Universe Today en febrero que su equipo ha adoptado el enfoque de gránulos, en lugar de simplemente usar láseres como otros proyectos de vela, porque los perdigones pueden ser propulsados por láseres de potencia relativamente baja. En sus proyecciones actuales, solo se podría usar un rayo láser de 10 megavatios.
“A diferencia de un rayo láser, los gránulos no divergen tan rápido, lo que nos permite acelerar una nave espacial más pesada”, dijo Davoyan a Williams.
“Los gránulos, al ser mucho más pesados que los fotones, tienen más impulso y pueden transferir una fuerza mayor a una nave espacial”.
Por supuesto, todo esto es pura especulación por ahora. Pero la subvención de la Fase I de Conceptos Innovadores y Avanzados (NIAC) de la NASA ayudará. El proyecto fue uno de los 14 que se financiaron en esta etapa inicial, y el siguiente paso será mostrar una prueba de concepto mediante experimentos.
“En el esfuerzo de la Fase I, demostraremos la viabilidad del concepto de propulsión propuesto realizando un modelado detallado de diferentes subsistemas de la arquitectura de propulsión propuesta y realizando estudios experimentales de prueba de concepto”, dice Davoyan.
Seguiremos de cerca el progreso.
Fuente: Science Alert.