Los cuerpos perdidos en Herculano por la erupción del Vesubio fueron vaporizados

Humanidades

Cuando el Monte Vesubio entró en erupción hace casi 2000 años, la ciudad romana de Pompeya y sus residentes fueron enterrados vivos, sepultados en cenizas. Pero la cercana ciudad de Herculano fue arrasada y se encontraron pocos rastros de su gente.

Lo más probable es que sus cuerpos se vaporizaran en una explosión abrasadora de gas y partículas, según una nueva investigación realizada por geólogos de la Universidad Roma Tre y la Universidad Federico II de Nápoles en Italia, que encontraron nuevas pruebas del evento letal en madera carbonizada. En 2018, los arqueólogos descubrieron la primera evidencia convincente de que algunos residentes de Herculano sufrieron una muerte espantosa: sus tejidos blandos y sangre hirvieron en un instante cuando fueron golpeados por el calor extremo de la erupción volcánica; sus cráneos explotaron desde dentro.

Dos años después, en 2020, los arqueólogos describieron otro cráneo desenterrado en el sitio. Contenía fragmentos de un material vítreo que les hizo creer que el cerebro de la persona había sido vitrificado o convertido en vidrio.

Sin embargo, no todos estaban convencidos de que los ciudadanos de Herculano murieran de esa manera. Las temperaturas abrasadoras de alrededor de 500°C podrían haber producido los espantosos efectos que han observado los arqueólogos: cerebros vitrificados, dientes rotos, extremidades contraídas, huesos carbonizados y cráneos rotos. Pero otra evidencia de tejido blando conservado en algunas costillas apuntaba a temperaturas más bajas.

Entonces, la geóloga Alessandra Pensa de la Universidad de Roma Tre y sus colegas se propusieron reconstruir las temperaturas extremas que golpearon a los ciudadanos de Herculano cuando el Monte Vesubio explotó en el año 79. Analizaron la cantidad de luz reflejada en 40 muestras de madera carbonizada excavadas en la década de 1960 en cinco sitios diferentes de la ciudad antigua, y la reflectancia de las muestras indicaba la temperatura a la que se formó el carbón.

“El carbón demostró ser el único elemento capaz de registrar múltiples eventos térmicos extremos efímeros, revelando así por primera vez el impacto térmico real de la erupción del 79”, escriben los investigadores.

Este ‘geotermómetro’ sugiere que las temperaturas superaron inicialmente los 500°C y pueden haber llegado hasta los 555°C cuando la primera nube de cenizas de corta duración de la erupción atravesó Herculano, que está situada al pie del Monte Vesubio, más cerca que Pompeya.

Estas temperaturas habrían sido “capaces de causar la muerte instantánea de personas, dejando solo unos pocos decímetros de ceniza en el suelo”, escriben los investigadores.

Curiosamente, las señales de temperatura más altas se detectaron en muestras de madera de la parte norte de la ciudad, en el Collegium Augustalium, donde se encontró el cerebro vitrificado. Las temperaturas más frías detectadas previamente en la costa al suroeste de la ciudad podrían explicarse por las interacciones entre el agua de mar y la nube de ceniza cuando la columna llegó por primera vez a la costa, sugieren los investigadores.

Las ondas térmicas subsiguientes de la erupción arrastraron más cenizas y escombros a temperaturas ligeramente más frías, entre 390 °C y 465 °C, y entre 315 °C y 350 °C. El nombre técnico de estos flujos sucesivos es corrientes de densidad piroclástica diluida (PDC por sus siglas en inglés): corrientes altamente turbulentas e impredecibles que abrazan el suelo y viajan a velocidades de cientos de metros por segundo. Los PDC se han relacionado con algunos de los desastres volcánicos más mortíferos, incluida la erupción del Monte Pelée en 1902, que mató a casi 30,000 personas casi instantáneamente.

Los testigos de la erupción del Monte Vesubio en Herculano en realidad describieron haber visto nubes “viajando como corrientes sobre el suelo”.

Como señalan los investigadores, no solo las temperaturas extremadamente altas de los PDC diluidos pueden ser mortales, sino también la combinación de presión dinámica, gases ácidos y asfixia por inhalación de cenizas. Aunque hoy queda poco de Herculano, el final dramático de la ciudad sirve como una advertencia del potencial hirviente del Monte Vesubio para volver a entrar en erupción. Los investigadores sugieren que los edificios dentro de la ‘zona roja’ del Monte Vesubio, donde viven aproximadamente 700.000 personas, deben reforzarse para proteger a los residentes de los impactos térmicos de posibles erupciones futuras, en caso de que no puedan evacuar a tiempo.

“El impacto letal documentado por las corrientes de densidad piroclástica diluidas producidas durante las erupciones volcánicas antiguas y recientes sugiere que tal peligro merece una mayor consideración en el Vesubio y en otros lugares”, escriben los investigadores.

En el caso de otra oleada de nube de ceniza de corta duración, “el potencial de supervivencia depende de manera crítica de la capacidad de los refugios para evitar la infiltración del gas caliente y polvoriento”, concluyen.

La investigación ha sido publicada en Scientific Reports.

Fuente: Science Alert.

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