Cuando vas de un lugar a otro, es útil mantenerte alerta y participar activamente. Varios estudios han demostrado que esto mejora nuestras habilidades de memoria espacial y funciona esencialmente como un entrenamiento para el hipocampo. Pero, ¿Qué pasa si no lo haces? ¿Qué sucede si solo estás siguiendo las instrucciones de, digamos, un rectángulo mágico en tu bolsillo que te dice cómo llegar a donde quieres ir?
Según un nuevo estudio, esto puede tener un efecto negativo en tu memoria espacial. Esencialmente, confiar demasiado en el GPS puede afectar su capacidad de orientación.
Los días de “no siempre tendrás una calculadora cerca” ya se han ido. Si estás leyendo esto, probablemente no solo tengas una calculadora contigo en todo momento, sino un dispositivo que puede acceder a la suma del conocimiento humano con facilidad. Este conocimiento también incluye GPS.
Probablemente hayas experimentado la conveniencia de usar el GPS para navegar en un área desconocida. Es inmensamente útil tener acceso a mapas e indicaciones precisos con solo hacer clic en un botón, pero puede tener inconvenientes. Este estudio reciente encontró que confiar demasiado en el GPS puede afectar negativamente tu memoria espacial, especialmente durante la navegación autoguiada. Los investigadores de la Universidad McGill presentaron resultados transversales (datos recopilados en un momento definido) y resultados longitudinales (datos recopilados sobre los mismos sujetos en múltiples puntos en el tiempo).
Los autores del estudio Louisa Dahmani y Véronique Bohbot compararon cómo los participantes que usan GPS habitualmente se comparan con los participantes que confían menos en el GPS cuando se trata de tareas de orientación. Investigaciones anteriores han demostrado que las personas que confían en su cerebro para orientarse disfrutan de beneficios significativos, por lo que tiene sentido que las personas que dependen de la ayuda externa sufran algunas desventajas.
“Cuando navegamos sin GPS en un nuevo entorno, hay dos estrategias de navegación que podemos usar que dependen de sistemas cerebrales separados. Una es la estrategia de memoria espacial e implica aprender las posiciones relativas de puntos de referencia y sirve para formar un mapa cognitivo del entorno. Esta estrategia se basa de manera crítica en el hipocampo, una región del cerebro muy involucrada en la memoria episódica y la memoria relacional”, explican los investigadores.
La otra estrategia es la estrategia de estímulo-respuesta e implica aprender una secuencia de respuestas motoras (p. ej., girar a la izquierda) desde posiciones específicas (p. ej., la siguiente esquina). Esta estrategia conduce a un comportamiento más rígido y nos permite navegar en ‘piloto automático’ en rutas que viajamos con frecuencia”.
En la primera parte del estudio, los investigadores evaluaron la experiencia GPS de por vida de 50 conductores habituales. Luego probaron varias facetas de la memoria espacial, incluido el uso de estrategias de memoria espacial, el mapeo cognitivo y la codificación de puntos de referencia mediante una tarea de navegación virtual. Descubrieron que “las personas con una mayor experiencia de GPS de por vida tienen peor memoria espacial durante la navegación autoguiada”. En otras palabras, los que usan mucho el GPS tienen peor memoria espacial.
El uso del GPS para navegar de un punto a otro elimina la necesidad de prestar atención a nuestro entorno, explican los investigadores. Dejamos de prestar atención a nuestra posición y entorno.
Es un estudio a pequeña escala, pero tanto los estudios transversales como los longitudinales respaldan la hipótesis de que las personas con mayores hábitos de GPS tienen una memoria espacial más pobre. Es poco probable que ocurra lo contrario (las personas con una memoria espacial más pobre usen más el GPS) ya que no hubo asociación entre el uso o la dependencia del GPS y un sentido de orientación subjetivamente más pobre, señalan los investigadores.
“Estos hallazgos indican que usar nuestro sentido de orientación y participar activamente en la navegación nos permite mantener nuestras habilidades de memoria espacial y activar el hipocampo. Por otro lado, no hacerlo puede tener efectos adversos en la memoria espacial, como hemos demostrado aquí, y puede tener un impacto negativo en la integridad del hipocampo”.
El estudio fue publicado en Scientific Reports.
Fuente: ZME Science.